Opinión

Amnesia selectiva

Primera parte

La designada presidencial, única en la especie gubernamental actual, diagnostica a los críticos del gobierno con amnesia selectiva. Es una marioneta para contar cuentos de otras cuentas que no contaron cuando debieron contarlos.

“En esa patología hay pérdida parcial de la memoria sutil y discriminativa. Dificultad en recordar información personal muy importante para ser justificada como olvido común, enfermedad orgánica o ingesta de tóxicos. Distorsionan la memoria (Paramnesia) provocando confabulación”.

Los amnésicos del polipartidismo disfrutan del “Síndrome amnésico: deterioro para aprender nueva información o incapacidad para recordar la aprendida, causando deterioro significativo del funcionamiento social y laboral. Aunque la memoria de un pasado lejano (infancia) está conservada; la de sucesos menos remotos (última década) está afectada. El déficit afecta más la memoria episódica que la semántica. Otros síntomas que suelen aparecer en el síndrome amnésico: cambios de personalidad, pérdida de iniciativa, apatía, episodios de agitación, perplejidad y confusión, confabulaciones”. El barullo gubernamental y privado jura inmoralidad e indecencia.

Juan Manuel Prada, en “Amnesia selectiva y abolición de conciencia moral”, apunta que ésta “olvida traumas pasados, adicciones vergonzantes, despojándose de recuerdos embarazosos, aflictivos, atrocidades o meros deslices cometidos. Conciencia moral es razonar sobre ética, discernir entre bueno y malo, justo e injusto, pensar y obrar según esos juicios.

Es la verdad que guía la conducta. Sin ella deberíamos sentirnos culpables y combatir el mal en sus fundamentos, independiente del perjuicio que ocasione, pues califica éticamente nuestra conducta; cuando ese sentimiento de culpa o conciencia del mal desaparece, el mal solo puede combatirse en sus consecuencias… si la conciencia moral se oscurece dimitiendo de calificar tales aberraciones, desaparece el freno que las atacaba y las consecuencias... tales aberraciones crecen, hasta el extremo que la ley no se basta para frenarlas. Con el oscurecimiento de la conciencia moral ese perjuicio puede tener mayor o menor gravedad, o carecer de ella, dependiendo de nuestros intereses. Una mayoría social puede determinar interesadamente que enriquecerse sin tasa, aunque sea a costa de expoliar a otros, no debe combatirse. Ejemplos de esta ausencia de conciencia moral hay por doquier”.

Esa amnesia selectiva que recrimina la designada anima al delincuente y arrima al decente. La “verdad absoluta”, sin admitir criticas ni comentarios, es patrimonio exclusivo de los amnésicos selectivos que tuvieron y tienen el poder sin conocer moral ni ética, que además los hace hiperestésicos, intocables.

Amnesia selectiva es la impunidad para poderosos inescrupulosos como los perjuros sacrílegos que en grulla viajaron al Vaticano a costa de nuestra miseria, llevando a la Virgen de Suyapa para que el papa Francisco, que no perdona la corrupción, los absuelva. Ojalá penitenciados los devuelva.

Imponen una amnesia colectiva, no hay memoria histórica y si hubiera nadie la recuerda, acogiéndose al silencio cómplice del “hoy por ti y mañana por mí” como código de los corruptos y muestra selectiva de esa amnesia que solo ellos padecen.