La mayoría de escuelas y colegios ha alcanzado la ansiada y esperada meta de los 200 días de clases. La Secretaría de Educación anuncia que ese logro, ya de por sí significativo, ha reportado otros beneficios directos en el deficiente sistema educativo nacional: la reducción de la reprobación y deserción escolar.
Ha costado mucho llegar a esa meta y lograrlo solo ha sido posible en medio de una férrea pelea del actual ministro, Marlon Escoto, con la arcaica y radical dirigencia magisterial que, con la excusa del incumplimiento gubernamental, se la pasaba de una “asamblea informativa” a otra, negando el derecho de la educación a los niños y jóvenes que asisten a los centros educativos públicos.
Marlon Escoto, sin pertenecer al Partido Nacional, ha sido el mejor ministro que ha tenido el gobierno del presidente Lobo porque ha demostrado con hechos que cuando se quiere se puede y que incluso grupos de presión, otrora considerados poderosos, también pueden ser sometidos, lo que no había logrado antes ninguno de sus predecesores liberales o nacionalistas.
Enhorabuena para nuestra niñez y juventud. Hay que seguir transitando por este camino y seguir avanzando hasta alcanzar la calidad educativa que cree igualdad de oportunidades para quienes hoy se preparan para enfrentar el futuro.
Obviamente, lograr los 200 días de clases es solo una meta primaria, pues como ya lo demuestran los modelos educativos más exitosos del mundo, para llegar a la excelencia se requiere mucho más.
Y en Honduras todavía hay muchas más metas primarias por alcanzar en educación, como mejorar y construir más instalaciones educativas que cumplan al menos con los mínimos requerimientos para un desarrollo óptimo del proceso enseñanza-aprendizaje.
Una mejor relación entre el sector magisterial, quienes también deben elegir mejores dirigentes, y el gobierno; la eliminación de la unidocencia en muchas escuelitas rurales; y una mejor formación y actualización de los maestros, son también indispensables para mejorar nuestra educación.
Por lo pronto, nuestras felicitaciones al secretario de Educación por la meta alcanzada y que quien lo sustituya a partir del próximo año no pierda el camino correcto recién iniciado.