Paul Joseph Fronczak tenía un día de nacido cuando fue robado del hospital de Chicago por una mujer que se vistió de enfermera en el año 1964. Este caso fue abordado por el FBI y la prensa le dio seguimiento, dos años después, el mismo FBI aseguró haberlo encontrado. Sin embargo, casi 40 años después fue el mismo Paul quién descubrió la verdad sobre este caso.
Esta fue la fotografía que le tomaron a Paul el día que nació y con la que el FBI realizó una intensa búsqueda por todo el país para dar con su paradero. Dos años después, un niño abandonado en Nueva York fue identificado como el bebé que habían robado y lo entregaron a sus aliviados padres.
Cuando el FBI le informó a la familia lo que estaba pasando, ellos se emocionaron, pero esperaron hasta que los agentes les llamaron a viajar para poder hacerles pruebas psicológicas a ambos. Cuando llegaron la primera impresión de Dora, madre de Paul, fue decir “sí, ese es mi hijo”.
Lo llevaron a Chicago y lo adoptaron formalmente. Los Fronczak fueron padres cariñosos, aunque, comprensiblemente, fueron sobreprotectores y lo cuidaron muy bien.
La historia cambió para siempre para este niño cuando tenía 10 años y fue a buscar sus regalos de Navidad en el sótano de la casa de sus padres, sin embargo, en vez de regalos encontró una caja de recortes de periódico donde aparecían sus padres y con titulares bastante preocupantes.
Mientras crecía él notaba la gran diferencia que existía entre ellos, ya que sus padres era muy callados y reservados, en cambio él era un amante del rock y usaba el cabello largo. Lo metieron en una escuela católica.
Luego de graduarse como sus padres querían, se mudó a Arizona donde fue bajista de una banda de rock. ”Me mudé al menos 50 veces en mi vida y tuve unos 200 empleos. Y no importa adónde iba o qué hacía, siempre llevé esos recortes de periódico conmigo”, cuenta. Pero a medida pasaban los años la duda sobre lo que pasó
”Pensaba: ‘¿cuáles son las posibilidades de que yo realmente sea ese bebé secuestrado en Chicago?’”. ”Me habían encontrado tan lejos que parecía incomprensible”, se cuestionaba Paul.
”Durante años quise hacer una prueba de ADN con mis padres. No porque no fuera feliz, solo quería saber la verdad. Siempre había tenido una razón para no hacerlo, no quería herirlos, pero llegó un punto en que necesitaba saber”, dijo.
Pero en 2012, Paul vio un equipo de análisis en oferta y decidió comprarlo. Un día mientras estaba visitando a sus padres les dijo: ”¿Alguna vez se han preguntado si yo soy su verdadero hijo?, les preguntó. Tomados por sorpresa sus padres admitieron que sí lo habían pensado. “’¿Les gustaría saber si lo son?’.
Sus padres asustaron aseguraron que esa pregunta no les pasaba por la cabeza, sin embargo, decidieron decirle a su hijo que sí, y le dieron las muestras. ”Me quedé con esas muestras en el cajón de mi escritorio durante un par de semanas. Pensaba en ello todos los días porque quería a mis padres. Quería respetar sus deseos, pero a veces tienen que hacer lo que crees que es correcto. ¿Cómo puedes equivocarte si estás tratando de encontrar la verdad?”.
Pero a pesar de todo envió las pruebas y semanas después llegaron los resultados. “No había ni una remota posibilidad” de que él fuera Paul Fronczak, el hijo biológico de Dora y Chester, aseguraban los documentos.
”Solo sentí que mi vida, como la conocía, había terminado. Sentí que el color se me iba de la cara. No podía pensar, estaba sudando”, afirma Paul.
”Todo lo que había pensado sobre mí mismo, mi cumpleaños, mi historial médico, ser polaco, ser católico, incluso ser un Tauro, se iba por la ventana y por un segundo no supe quién era”.
Ante estos impresionantes resultados, Paul decidió contar su historia con un medio local y eso enfureció a sus padres, quienes le dejaron de hablar por años. La nueva misión en la vida de Paul era saber quién era él y encontrar al verdadero Paul, el hijo que les robaron a sus padres.
Un equipo llamado Detectives de ADN tomaron el caso sin costo. Dirigidos por la genealogista genética CeCe Moore, usaron una combinación de pruebas de ADN con técnicas convencionales de investigación: búsqueda en periódicos, registros públicos, redes sociales e innumerables entrevistas telefónicas y así dieron con el verdadero nombre Paul y con su pasado. Paul tenía una hermana gemela y en realidad se llamaba Jack. Ahora sigue búscando al verdadero Paul para poder ayudar a quienes fueron sus padres durante una vida.