Niñas poseídas, fanatismo y un hongo alucinógeno: trágica historia de “Las brujas de Salem”
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La “cacería de brujas” más siniestra de la historia de las colonias británicas en Norteamérica, con un saldo de 19 muertos, fue el resultado de un cóctel explosivo que combinó supersticiones, fanatismos e intoxicación. 09/02/2022 - 00:001 / 16 -
“He visto al diablo en el bosque. A veces toma la forma de un hombre muy alto de pelo negro, o de perro negro, o de cerdo, y he visto a un pájaro amarillo besar el dedo de otra bruja, y Betty, Abigail, Ann Putnam, Sarah Osborne, Sarah Good ¡están al servicio de Satanás! Y he visto el nombre de otros vecinos en el libro del Mal”, confesó la esclava Tituba ante los jueces en la sala colmada de público, así comenzó el juicio que originó la peor matanza de Nueva Inglaterra en el siglo XVII. 09/02/2022 - 00:002 / 16 -
Era eso o la tortura hasta la muerte, y Tituba eligió contar la historia que los jueces querían oír, aunque los detalles y las acusaciones fueran de su propia cosecha. Corría febrero de 1692 y hacía un mes que la pequeña comunidad de pescadores de Salem, en la colonia inglesa de Massachusetts, estaba convulsionada por una serie de comportamientos extraños y hechos desgraciados al que solo se le podía encontrar una explicación: la brujería. 09/02/2022 - 00:003 / 16 -
En el siglo XVII los juicios por brujería no eran algo inusual en las Colonias Británicas del este del actual Estados Unidos. En algunas localidades de la zona conocida como Nueva Inglaterra, como Connecticut, Boston y Springfield, se produjeron cerca de una veintena de casos, aunque el más recordado, cruento e impactante se celebraría en el poblado de Salem, en la colonia inglesa de Massachusetts. 09/02/2022 - 00:004 / 16 -
La hija del pastor Samuel Parris, Betty (de 9 años), y su prima Abigail Williams (11 años), fueron las primeras que empezaron a comportarse de manera extraña, influenciadas al parecer por Tituba, una esclava de las Antillas que trabajaba como sirvienta en la casa de los Parris y que solía adorar fetiches, leer el futuro en las claras de los huevos y enseñarle a las niñas del pueblo trucos de manos. 09/02/2022 - 00:005 / 16 -
El caso pasó a la historia como “los juicios de Salem” y se convirtió en un ejemplo de lo que el oscurantismo y la credulidad pueden hacer con un pueblo, porque allí donde se decía “brujería” lo que en realidad hubo fue un cóctel donde se mezclaron juegos sexuales adolescentes, malas cosechas, episodios de histeria colectiva, intereses económicos y hasta las alucinaciones provocadas por un hongo que fermentaba en el pan. 09/02/2022 - 00:006 / 16 -
El pastor protestante Samuel Parris había llegado a Salem desde Boston, acompañado por sus tres hijos preadolescentes, Tomas, Elizabeth y Susannah, y su sobrina huérfana Abigail Williams. Con ellos llegaron también la esclava Tituba -nativa de Barbados-, que se encargaba de cuidar a los niños, y su marido John Indian. Todo comenzó cuando Elizabeth, de 9 años; Abigail, de 11, y una amiga de 12, Ann Putnam, fueron sorprendidas en el bosque bailando desnudas mientras Tituba removía un líquido dentro de un caldero que había puesto sobre el fuego. 09/02/2022 - 00:007 / 16 -
Para el extremismo puritano que reinaba en Salem, el descubrimiento fue un escándalo. La desnudez por sí misma ya era un pecado, los juegos lo agravaban, y la presencia de Tituba y su misterioso caldero en el lugar terminaban de pintar un cuadro demoníaco. Más todavía cuando, después de ese episodio, las niñas empezaron a tener otros comportamientos extraños: tenían convulsiones, decían cosas sin sentido, pronunciaban palabras extrañas y tenían frecuentes episodios de llanto. Para peor, otras chicas de Salem, de edades parecidas, empezaron a actuar de manera similar. 09/02/2022 - 00:008 / 16 -
También llegaron rumores de que había otras dos “brujas” involucradas: una anciana a la que nadie quería en el pueblo, Sarah Osborne, y una indigente de nombre Sarah Good que estaba embarazada y nadie sabía de quién. El clamor popular hizo que los jueces John Hathorne y Jonathan Corwin –vecinos notorios pero ignorantes en materia legal- ordenen la detención de Sarah Good, Sarah Osborne y la esclava Tituba por “afligir” a Elizabeth Parris, Abigail Williams, Ann Putnam y a otra niña llamada Elizabeth Hubbard. 09/02/2022 - 00:009 / 16 -
Por sugerencia de una vecina llamada Mary Sibley el tribunal ordenó también una medida pericial. El marido de Tituba, John Indian, debía hacer un “pastel de brujas” de harina de centeno mezclada con la orina de las cuatro niñas y dárselo a comer a un perro para comprobar si el animal presentaba los mismos síntomas que ellas. El juicio se remitía a una cuestión sencilla: si confesaban, salvarían sus vidas, si no confesaban serían torturadas hasta que lo hicieran, si aún así no lo hacían, serían ahorcadas. 09/02/2022 - 00:0010 / 16 -
Sarah Osborne, que estaba muy enferma, y su tocaya Good se mantuvieron firmes en su inocencia durante todo el proceso, pero Tituba no sólo “confesó” sino que las acusó de ser sus cómplices. La esclava consiguió así salvar su vida cambiando la pena de muerte por un año de cárcel, pero su declaración condenó a Osborne y Good a la horca. Fueron ejecutadas. Allí, donde debía terminar todo, fue apenas el principio. Los vecinos de Salem aprovecharon el juicio para saldar viejos odios y disputas económicas, acusando a mucha gente inocente. 09/02/2022 - 00:0011 / 16 -
Las primeras víctimas de esta segunda tanda fueron Martha Corey, otra mujer poco querida en el pueblo, que fue ahorcada, y su marido Giles, que murió en la tortura sin que pudieran arrancarle una confesión. El relato de un sueño de la pequeña Ann Putnam ante los jueces provocó también una acusación contra el reverendo George Burroughs, rival religioso del pastor Parris. -Su espíritu aparece en mis sueños y me dice que es el líder de los adoradores de Satanás, que mató a sus dos primeras esposas y que embrujó a los soldados que combatían a los indios en las fronteras de Maine – contó Ann. Con esa única prueba en su contra, Burroughs fue ejecutado en la horca. 09/02/2022 - 00:0012 / 16 -
John Alden fue señalado como el hombre que, según la confesión de Tituba, le había entregado el libro del Mal. Su destino fue también la horca. Otra mujer, Rebecca Nurse, fue también fue acusada. El juez, que la conocía bien, la declaró inocente, pero el pueblo salió a la calle y le hizo torcer la decisión. La ahorcaron ese mismo día. 09/02/2022 - 00:0013 / 16 -
El juicio permitió también cobrar una cuenta pendiente. Bridget Bishop había sido declarada inocente de brujería doce años antes, pero fue acusada nuevamente y ahorcada. Para los primeros meses de 1693 –un año después de la confesión de la esclava Tituba-, los acusados y enjuiciados llegaban casi a doscientos. Además de Giles Corey, muerto en la tortura, 14 mujeres y otros cuatro hombres fueron ejecutados en la horca. Alrededor de 150 vecinos de Salem estaban en prisión y otros veinte acusados lograron escapar antes de ser capturados. 09/02/2022 - 00:0014 / 16 -
Escalofriante por sus motivos y por sus consecuencias, los juicios de Salem fueron producto de una serie de ingredientes que combinados, sobre una base de ignorancia y oscurantismo, produjeron un cóctel explosivo y mortal. Con los años se tejieron varias hipótesis para explicar el comportamiento de las niñas que desencadenó el proceso. Para 1692, Sigmund Freud aún no había nacido y mucho menos elaborado su concepto de “histeria de conversión”, en el que un trauma psíquico provoca síntomas físicos. Ese podría haber sido el caso del comportamiento de las niñas, pero si bien es aplicable a un caso individual es difícil trasladarlo a una situación colectiva. 09/02/2022 - 00:0015 / 16 -
Otra posibilidad sobre el factor desencadenante, que explicaría el carácter colectivo del comportamiento de las niñas puede buscarse en el pan que fabricaban la esclava Tituba y otros vecinos de Salem. Según esta hipótesis, las niñas se comportaban de esa manera incoherente e inexplicable porque estaban afectadas de ergotismo, una enfermedad producida por la intoxicación por cornezuelo, un hongo que crece en el centeno, con el que Tituba fabricaba el pan. Este hongo contiene un alcaloide, la ergotamina -de la que deriva el LSD-, que puede provocar alucinaciones, convulsiones, gangrena y, en algunos casos, la muerte. Así, las niñas se habrían contaminado al consumir pan de centeno en mal estado. 09/02/2022 - 00:0016 / 16