Foto: Los niños de las palmas, protagonistas más jóvenes del Domingo de Ramos
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Desvelados, cansados y hasta pasando trabajo estos pequeños son el rostro más inocente de la tradición que cada año llena la capital de palmas de coyol. (Foto: Johny Magallanes/El Heraldo) 14/04/2019 - 00:001 / 9 -
Desde muy chicos aprenden el oficio de armar los ramitos de palmas que cada año inundan las calles del casco histórico en Semana Santa. (Foto: Johny Magallanes/El Heraldo) 14/04/2019 - 00:002 / 9 -
Con su equipaje al lado, el éxodo de hondureños del interior del país acaba en los alrededores de la Catedral Metropolitana donde se apostan a ofrecer palmas de coyol a la feligresía católica. (Foto: Johny Magallanes/El Heraldo) 14/04/2019 - 00:003 / 9 -
Ajeno de su alrededor, este pequeñín juega en una acera al costado de la Catedral de Tegucigalpa. (Foto: Johny Magallanes/El Heraldo) 14/04/2019 - 00:004 / 9 -
Como Jesús al nacer que no tenía un techo donde descansar, estos niños llegan el día antes de Domingo de Ramos para ofrecer palmas de coyol y pasan la noche en improvisadas camas. (Foto: Johny Magallanes/El Heraldo) 14/04/2019 - 00:005 / 9 -
Vienen con sus familias para traer los ramos de palma de coyol a los capitalinos y el cansancio es notorio tras la extensa jornada. (Foto: Johny Magallanes/El Heraldo) 14/04/2019 - 00:006 / 9 -
Vienen en familia y así mismo trabajan ofreciendo a los transeúntes sus cruces hechas de palma de coyol, características del Domingo de Ramos. (Foto: Johny Magallanes/El Heraldo) 14/04/2019 - 00:007 / 9 -
Desde muy chicos, los niños de las palmas cada año acuden a Tegucigalpa desde comunidades alejadas para participar del final de la cuaresma. (Foto: Johny Magallanes/El Heraldo) 14/04/2019 - 00:008 / 9 -
Las abuelas son las encargadas de pasar esta tradición de convertir las palmas de coyol en la señal de la cruz que engalana la procesión de Domingo de Ramos. (Foto: Johny Magallanes/El Heraldo) 14/04/2019 - 00:009 / 9