Ganadores y villanos de las elecciones primarias del 9 de marzo

Tegucigalpa, Honduras.- En un rápido análisis, EL HERALDO muestra quiénes merecen ser héroes y quiénes merecen ser villanos a juzgar por los acontecimientos del domingo 9 de marzo.

Los hondureños fueron a elecciones y lo que se miraba un día normal, se transformó en una pesadilla, pero que tuvo la maravillosa respuesta de los votantes, que actuaron para dar una cátedra de civismo.

Dejamos aquí para su consideración un análisis crítico, para aprender.

¿Para usted quiénes actuaron con responsabilidad? ¿Y quienes dejaron mucho que desear?

Demostró su amor y devoción democrática. Su comportamiento cívico. Lo votantes de las grandes ciudades dieron una gran lección a los políticos. No hubo cansancio ni se desesperaron. Si había un plan para un boicot de las elecciones no resultó. Esperaron y no importó si era a las 9:00 pm o a las 10:00 pm.

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Los hondureños hablaron y eso fue un gran mensaje aleccionador para todos, especialmente para los políticos. Hay que recordar que el Distrito Central tiene casi un millón de electores y San Pedro Sula 600 mil, una carga electoral clave para cualquier partido político o indispensable para generar incertidumbre de forma masiva y de manera inmediata.

Esta jornada pone en otra perspectiva al Partido Liberal de cara las elecciones generales del último domingo de noviembre. Ellos sumaron alegría y entusiasmo en las grandes ciudades y ya desde antes de la jornada del domingo los politólogos habían hablado que los liberales tienen opciones, pero esas opciones pasan porque haya unidad. En todo caso, el Partido Liberal, golpeado y aturdido este proceso les da una oportunidad para catapultarse, para sumar.

Claro esto pasa porque haya unidad, y se tome en cuenta a cada voto y a cada corriente. Solo hay que recordar que en las elecciones pasadas el liberalismo apenas logró obtener 335,762 votos habiendo experimentado una masiva fuga de votantes a Libre, cansados de los nacionalistas.

Hay que señalar que los medios de comunicación del país jugaron un rol fundamental en las elecciones primarias del domingo 09 de marzo. Desde temprano se dieron cuenta que algo no estaba bien, que algo raro se estaba experimentando en la capital y en San Pedro Sula.

Estuvieron atentos cuando la gente empezó a quejarse de la entrega tardía y aunque usualmente pasa, pero lo sorprendente era que el tiempo prudencial pasaba y las urnas no llegaban. Y con esa alerta, informaron, alertaron y denunciaron, esta vez se fueron directamente a señalar a los responsables, a los miembros del Consejo Nacional Electoral (CNE) y a las Fuerzas Armadas, cuya obligación es constitucional de acarrear el material electoral.

Publicar las voces de los votantes frustrados, pero además imágenes con las urnas en la calle, obligó a los funcionarios a salir de sus cuevas y asumir su responsabilidad. Los medios en todo momento denunciaron, pero también llamaron a la población a ejercer el sufragio, motivaron a los electores, estimularon la responsabilidad de decidir uno y no que otros decidan por uno.

Al rol de los medios de comunicación hay que destacar el papel que jugaron observadores nacionales, que con sus radiografías se aprestaron en pocas horas a visualizar el caos y anarquía. Dijeron que solo el 17 porciento de todas las Juntas Receptoras de Votos se instaló en tiempo y forma. Pero también subrayaron el problema se estaba presentando en los cascos urbanos.

La mirada oportuna de organizaciones de la sociedad civil y las voces de alarma de algunos de sus dirigentes también fue una campanada de alerta. Igual hay que destacar que el despliegue de observadores nacionales que estuvieron en los centros de votación contribuyó a un mayor orden y respeto al llamar la atención cuando algunos quisieron sobrepasarse las disposiciones electorales.

SI hay un grupo de compatriotas a los que hay que destacar esos son los miembros de las Juntas de Receptoras de Votos, porque a pesar del traspié y de los inconvenientes no desmayaron y no abandonaron los centros de votación. Se quedaron, aguantaron, soportaron.

Lo más fácil pudo haber sido irse, pero esperaron cuatro horas, seis horas, doce horas y hasta 14 horas. Ellos se merecen un aplauso. Soportaron sed y hambre, pero no bajaron la guardia. No es que en todo el país fue así, pero en la capital y en San Pedro Sula estos compatriotas demostraron tolerancia y paciencia.

Un punto de quiebre en la jornada de ayer fueron los fuertes reclamos de la oposición que exigieron respuestas al CNE y a las Fuerzas Armadas. Dirigentes del Partido Nacional y del Partido Liberal, aspirantes presidenciales de ambos partidos, líderes regionales, aspirantes las corporaciones municipales tuvieron que salir molestos y a denunciar el abuso y la maniobra, pero a exigir respuestas.

También hay que destacar el llamado permanente, continuo y sistemático para que los electores no desistieran de hacer ejercicio de su derecho, demandaron paciencia del votante.

Aunque se trate de una institución noble y que se merece todo el respeto, en realidad aquí los villanos son los miembros de la cúpula militar, claro que sí, por mucho que busquen excusas o quieran eludir sus responsabilidades.

La Constitución de la República es clara en su mandato establecido en el artículo 272, que da la responsabilidad de ser garantes del proceso y de la distribución de todo el material electoral. Deplorables, tristes e indignantes las declaraciones del Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Roosvelt Hernández, que eludió las respuestas, se dedicó a atacar a los medios de comunicación, señalar a otros, cuando era él o es él la persona llamada a cumplir la Constitución.

Fue, igual de sorprendente, cuando dijo que esperaba que los hechos del domingo eran un aprendizaje, algo que en realidad a estas alturas, es inaudito, el país y ellos no están para eso a estas alturas, cuando históricamente nunca se había registrado un problema de logística de esta dimensión.

Ninguno está a salvo, los tres miembros son responsables del caos vivido y sufrido en la capital, en San Pedro Sula y en otros puntos geográficos del país. Cossette López, Marlon Ochoa y Ana Paola Hall, deben cargar con su dosis de responsabilidad.

Hay que destacar la profunda división que existe en el CNE cuyos miembros no fueron capaces de articular un solo discurso para explicar el desorden. Cada uno de ellos, en particular López y Ochoa, dieron sus disímiles puntos de vista, pero también fue sospechoso el silencio de Hall. Acusaciones por aquí y acusaciones, disparos por aquí y disparos por allá como si eso solucionaba el impasse.

Con el correr de las horas salió a relucir las fallas. Por un lado, dos imprentas entregaron tarde los materiales electorales y eso obligó a tomar más tiempo para preparar las maletas electorales, a trastocar el horario de salida. Pero también, se cuenta la historia del incumplimiento del proveedor del transporte, que primero ofreció un tipo de vehículo y después otro.

Hay muchas preguntas en el aire: ¿Por qué se contrató este servicio? ¿Qué empresas? ¿Cuánto se pagó? ¿Quién fue el que hizo el contrato? ¿A petición de quién? ¿Es cierto que todo se hizo a última hora? ¿Por qué los militares no alertaron que esa función les corresponde a ellos? ¿Por qué los militares no pusieron custodios en cada unidad de transporte? ¿Es cierto que los motoristas ni siquiera sabían a dónde tenían que llevar el material? ¿Quién llevó ese control? ¿Hubo alguien que movió esos pagos? ¿Alguien estuvo detrás de los motoristas para no entregar el material en tiempo y forma? ¿Y lo otro, si había problemas de las imprentas, por qué nadie de los miembros del CNE y funcionarios informaron? ¿Por qué guardaron silenció hasta que la bomba explotó? Suena raro, no?

Si bien hay una falla extrema de las autoridades del CNE, también hay que señalar a las empresas proveedoras de los servicios, en particular de las dos empresas que incumplieron las fechas y horas de entrega del material impreso. Esta revelación la hizo el consejal Marlon Ochoa quien señaló a Papelería e Imprenta Honduras y Spacio Gráfico de demorar los plazos de entrega del material electoral.

Igual Ochoa se fue contra dos empresas proveedoras del servicio de transporte: Ingeniería Logística y Transporte S. de RL. Pero en el interior del CNE hay funcionarios que fueron los encargados de afinar los servicios requeridos y que ante los hechos se ve que no cumplieron.

El papel del Ministerio Público ha dejado mucho que desear, tuvieron que pasar más de 24 horas para pronunciarse con una promesa de que investigarán, nada parecido a una denuncia del aspirante presidencial quien a las puertas de la Fiscalía denunció un supuesto fraude y mostró una llamada telefónica.

En este caso en particular, el Fiscal General, Johel Zelaya, corrió a hacer citaciones y advertir que iba a llegar hasta las últimas consecuencias en comparecencias ante los medios. Esta vez, el domingo, tuvimos un fiscal ausente, invisible, vacío, a pesar de los llamados reiterados de políticos y dirigentes. El fiscal nunca apareció.

Un punto en todo este análisis resalta el uso que se le hizo a las plataformas de las redes sociales. Solo hay que reparar en que se mantuvo a la audiencia entretenida en cuentas oficiales o granjas de bots alegando que un precandidato preparaba fraude contra otro en el Partido Liberal. Ese ambiente hostil se reflejó en los últimos diez días del proceso. Nadie habló nada de otra cosa, ni de los materiales electorales, ni del transporte, ni de la seguridad, ni de nada. El circo estaba en otro lado, y allí estaba la actuación. Un punto fino si se quiere pensar que todo lo del domingo en Tegucigalpa y en San Pedro Sula fue premeditado.

Suele ocurrir que algunos directores de escuelas y colegios no entreguen en tiempo y forma las llaves de las instalaciones, pero llama mucho la atención que en este caso fue centros educativos que albergan una alta carga electoral, como el Instituto Central Vicente Cáceres. Y así hubo otras escuelas y colegios cuyos directores o administradores se tardaron hasta dos o tres horas en abrirlos y ponerlos a disposición del CNE y en particular de los integrantes de las Juntas Receptoras de Votos.