Tegucigalpa, Honduras. – En Sabanagrande, Santa Ana y Ojojona, las elecciones primarias 2025 celebradas este domingo transcurrieron con total normalidad y una alta participación, salvo algunos incidentes aislados.
En familia, acompañados incluso de sus mascotas y desplazándose a pie, en mototaxis o a caballo, la idiosoncrasia de los pobladores de estos tres municipios del sur de Francisco Morazán se manifestó al concurrir a las urnas designadas para las elecciones primarias, cumpliendo así su deber y privilegio ciudadano.
Desde tempranas horas, decenas de personas formaron filas en los centros de votación, bajo la vigilancia de la Policía y el Ejército. Los habitantes de estos municipios, cuya carga electoral supera los 35 mil electores, manifestaron sus afinidades políticas con total libertad, ondeando banderas partidarias en un ambiente de respeto mutuo. A pesar de la diversidad de posturas ideológicas, la jornada se desarrolló con orden y civismo, reflejando un proceso democrático estable y participativo.
EL HERALDO realizó su habitual recorrido por la franja sur del departamento, iniciando en Santa Ana y Ojojona. En estas dos comunidades de cielos velados por nubes altas y de proverbial hospitalidad, algunos ciudadanos cuestionaron la impuntualidad en la apertura de ciertos centros de votación –como la Escuela Urbana Mixta Juan Lindo y Pablo Zelaya Sierra,-, que comenzó a operar una hora más tarde de lo programado.
La santaneña, Iris Ávila, de 65 años, quien llegó desde las 5:30 AM con la esperanza de sufragar temprano, expresó su descontento a EL HERALDO: “Cuando yo era joven, a las 6:00 AM abrían las urnas. Debemos abrir más temprano”.
Más al sur, a 40 kilómetros de Tegucigalpa, en Sabanagrande se vivió una jornada similar: organizada y tranquila. Este municipio, que ocupa el sexto lugar en carga electoral dentro de Francisco Morazán con 14,625, abrió sus urnas en tiempo y forma.
A lo largo de la mañana, los ciudadanos acudieron de manera ordenada a los centros de votación, manteniendo un ritmo fluido en el proceso. Además, la jornada electoral representó una oportunidad económica para algunos habitantes de estos laboriosos municipios, quienes aprovecharon la confluencia ciudadana para comercializar diversos productos, desde confitería y bebidas hasta otros artículos de consumo, conjugando así el ejercicio democrático con la actividad comercial.