Desde el pasado viernes fue declarada por la Organización Mundial de la Salud “una emergencia de salud pública de alcance mundial” debido al peor brote del virus de ébola desde su descubrimiento en 1976, y que hasta este lunes ya había ocasionado 1,013, según informó la misma OMS.
La situación es tal que ayer, el mismo día en que moría en un hospital de Madrid un misionero español que se había contagiado en Liberia, la OMS, después de su reticencia inicial, aprobó el uso de tratamientos experimentales en las víctimas del mal como el que están recibiendo dos cooperantes estadounidenses y el propio religioso fallecido.
Una de las razones de la inusitada decisión de la OMS, además de la gran cantidad de contagiados en cuatro países de África occidental, es la alta mortalidad del virus del ébola que llega hasta el 90%, por lo que aunque se trata de medicamentos que ni siquiera han sido experimentados todavía en seres humanos representan una oportunidad para las víctimas o como preventivo.
Algunos sectores critican el hecho de que en casi 40 años desde que se detectó el mal todavía no se cuenta con una vacuna o antivirales para contrarrestarla y que fue hasta que tres occidentales resultaron contagiados que empezaron a usar un tratamiento como el suero ZMapp.
El virus del ébola, del cual existen cinco variedades, tiene como hospedaje natural a una especie frugívora de murciélagos, que se los transmite a otros animales salvajes que después son cazados, manipulados y usados como alimentos por los humanos. De persona a persona el mal se transmite por medio de la sangre y otros fluidos corporales que entran al organismo por las mucosas o cualquier pequeña herida en la piel. Sus síntomas son fiebre, diarrea, vómitos, dolores de cabeza y en los músculos y, finalmente, hemorragia.
Como medida preventiva, la OMS también recomienda a todos los viajeros procedentes de los países afectados que se hagan un chequeo, respondiendo a un cuestionario y tomándose la temperatura, en los aeropuertos, los puertos y los principales puestos fronterizos.
En nuestro caso, aunque el ébola está haciendo estragos a miles de kilómetros de Honduras, en África, ante las alertas de la OMS y lo endeble de nuestro sistema de salud, es urgente adoptar las medidas preventivas necesarias.