Revistas

Ejemplo de continuo irrespeto y altanería

El honorable diputado udeísta Marvin Ponce se considera invariable “defensor de los derechos humanos”, pero violenta las elementales normas de conducta.

22.06.2013

El descorche del distinguido diputado Marvin Ponce desnudó, una vez más, su testarudez, soberbia, insolencia e irrespeto a los hondureños atribulados por los “paquetazos” económicos del Congreso Nacional que calla y apadrina el odio de la ralea 128 porque el udeísta es incondicional del chanchullo político.

Ponce habría amenazado de muerte a álvaro Albornoz durante la presencia de varios diputados de la oposición de su país en el hemiciclo legislativo para exponer las injusticias, calamidades, abusos y violaciones cometidas por el régimen socialista del mandatario Nicolás Maduro.

Tras acusarlo de “cabrón”, el dilecto y ponderado Marvin Ponce habría sentenciado a muerte a Albornoz -con naturalización hondureña-. El Ofendido puso, entre otros testigos, a la parlamentaria nacionalista Welsy Vásquez.

NO ES LA PRIMERA VEZ...

En octubre de 2010, Ponce se lució lanzando puñetazos al dirigente “cachureco” Fernando Anduray en presencia del panadero Jimmy Dacaret.

“Uno tiene que defenderse porque también vengo de barrio, soy chusma, como me dicen ellos”, respondió muy orgulloso.

Hace casi dos años, el congresista udeísta acusó de “estandarte de la corrupción” al expresidente Rafael Leonardo Callejas, cuestionamiento que no pudo probar siendo condenado por un tribunal de alzada a pedirle disculpas públicas.

El 2 de febrero pasado, Ponce reaccionó rabioso en un centro comercial capitalino al ser supuestamente insultado por un maestro de la “resistencia”.

El “padre de la patria” admitió que, “rozó” con su honrada mano, la cara a una hija de su agresor.

Citado en la Fiscalía imploró perdón por su airada rebeldía y a lo blasfemo dijo: “Necesito acercarme a Dios”. En ese entonces, Merlyn Eguigure, del Comité de Mujeres Visitación Padilla, calificó de “cobarde” a Ponce por pegarle a una dama.

Su más reciente demostración de esquizofrenia la protagonizó en la emisora HRN. Totalmente endemoniado, Ponce, un infalible castellano, demostró ser el autor inédito del diccionario ramplón.

Con un repertorio soez que jamás lo habíamos oído de un congresista hondureño, Ponce expresó: “Mira hijo de la gran p…de Albornoz, vos no tenés ninguna moral para reclamarme, todo el pueblo conoce quién soy, andate para tu país no estés aquí chingando”.

Albornoz indicó que Ponce era un “cínico y farsante, comparándolo con los chavistas que “golpean y vejan a los demás y después se hacen las víctimas”.

“Yo soy un diputado con la moral más alta de este país y me conoce todo mundo porque soy irreverente ante las injusticias”, sostuvo en vanagloria el amigo de “Mel” Zelaya.

Con su amplio léxico, el comparsa de César Ham, sacó el estilete y aseguró que nunca ha matado humanos.

“Yo solo mato chanchos y un chancho merece más respeto que vos, cerdo”, advirtió el connotado a Albornoz.

¡Qué talento perdió la plebe en la colonia San Francisco! Hoy, por amor a los pobres, machacamos desde El Trapiche.

“Yo bajo ningún esquema te he amenazado porque yo no amenazo a nadie, yo ejecuto las acciones; no me conocés cerote y, por lo tanto, atente a lo que decís”, exclamó el porfiado vicepresidente del Legislativo, donde parece no existir una Comisión de Ética.
LLAMADO AL SILENCIO. Nadie de sus compañeros de Junta Directiva se atreve a decir nada sobre la vergonzosa actitud del diputado udeísta reincidente en actos coléricos que lo develan sectario en un régimen contrario a su “ideología”, pero que le paga jugoso salario, dietas, carro, gasolina y chofer.

Si exige guardaespaldas también se lo asignan. “Un Congreso valiente le cumple a su gente”.

En la Cámara Legislativa son tan considerados que cuando uno de sus miembros sale con este tipo de desaguisado, lo aplauden y, de repente, lo emulan.

Sabemos que Ponce es otro protegido del presidenciable oficialista Juan Orlando Hernández Alvarado.

Analistas políticos coinciden en que el Partido Unificación Democrática, UD, en su alianza con el gobierno, prestaría su credencial para un fraude electoral nacionalista.

Antes de convertirse en diputado, el tarambana udeísta fue “dirigente campesino”, pero nunca demostró ni mucho menos se le vio, regando sembradíos de frijoles o de maíz. Nomás posa en su butaca y a lucir su tesoro de catálogo.

El honorable diputado se considera invariable “defensor de los derechos humanos”, pero violenta las elementales normas de conducta. Nos preguntamos qué haría Ponce si alguien le dijera hijo de la gran p...

¿Cómo protestaría si Albornoz o cualquier otra persona le dijera “cerote o cerdo”?. Podríamos presumir que quienes se consideran “chusma de barriada o resistencia” ¿pueden insultar a quienes se les antoja o, matar, no amenazar, cuando quieren?

Será justo creer o tratar de persuadir a un pueblo que bajo amenazas o por la fuerza se debe obtener o llegar al poder para saldar cuentas, matando o, expresando epítetos que sean exclusividad del rencor y la frustración porque el traje no le queda bien a todo el mundo.

Ponce debería, sin tan pulcro se considera, confesar cuánto gana, el monto de los subsidios que recibe del capitalismo para saludar con sombrero ajeno, y, porque agarra, tras quebrar la piñata, dinero de un Congreso que él mismo considera “golpista y oligárquico”.

Sus múltiples bufidos nos hacen pensar que este congresista no cumplió
con su promesa cuando dijo que urgía estar cerca de “dios”, pues su mano está, sin duda, más próxima al infierno, cuando sin vacilar apunta que él no “intimida”, sino que “ejecuta”.

¡Cúmplase, Congreso Nacional, moderno, cercano, eficiente!