Dos de los principales problemas del sistema educativo hondureño siguen siendo el de la reprobación y la deserción de los estudiantes, quienes por diferentes causas no logran aprobar su año escolar o se ven obligados a abandonar las aulas de clases.
En 2024, fueron 86,878 los estudiantes de educación básica y media que no lograron obtener el puntaje requerido en los exámenes de recuperación -del 70%- para avanzar al curso inmediato superior. Según las estadísticas oficiales disponibles, del total de reprobados, el 80% fueron estudiantes de educación básica y el 20% de educación media. Resalta que en un 91% estudiaban en el sistema público y solo un 9% en el sistema privado.
En cuanto a la deserción escolar, las cifras son también dramáticas. 45,943 alumnos dejaron las aulas de clases y 1,424 cancelaron su matrícula antes de finalizar el año.
Las cifras reflejan una problemática histórica en el sistema de enseñanza, pero también dejan claro que algo sigue fallando en el sistema que no logra retener en las aulas a sus educandos.
Son dos problemas que no solo afectan al niño que por más de una de las causas que son de todos conocidas (la pobreza, la violencia, la inseguridad y la migración) se ven obligados a abandonar la escuela. También el Estado debe enfrentar sus propias consecuencias, como los costos financieros y administrativos para atender esta población, la saturación de aulas, el impacto en la calidad de la enseñanza.
La situación demanda la adopción de políticas públicas integrales que garanticen la permanencia del mayor número de niños y jóvenes en las aulas de clases, y más allá, que asegure entregar a los estudiantes las herramientas, los conocimientos, las competencias y habilidades fundamentales para insertarse con éxito en el competitivo mercado laboral de los tiempos actuales.
