Editorial

La Copa Mundial de Fútbol

Cada cuatro años se celebra el principal torneo de balompié, que atrae la atención entusiasta de millones de personas aficionadas a ese deporte, generando considerables sumas por concepto de recaudación tanto al país sede como a los medios de comunicación que informan al planeta antes y durante el curso de ese evento-espectáculo, y a la Federación Internacional de Fútbol (FIFA).

Esta vez nuestra Selección Mayor, la querida H, no estará presente por razones obvias. No obstante, Honduras estará representada por el árbitro Saíd Martínez, primer compatriota que actuará encabezando una terna arbitral en varios juegos, además de comunicadores que transmitirán en directo a la afición nacional y compatriotas que se desplazan en calidad de espectadores.

La construcción de la infraestructura deportiva ha estado a cargo de trabajadores de diversos países asiáticos. Lamentablemente, durante la edificación de estadios han ocurrido accidentes laborales con resultados trágicos que cobraron la vida de obreros sin que sus familiares hayan recibido adecuada compensación económica, algo que aún se está a tiempo de remediar, como un elemental acto de justicia.

Durante las fechas en que se llevará a cabo el campeonato, se da una virtual tregua en los conflictos internacionales y locales, ya que la atención planetaria estará enfocada en su desarrollo. Es deseo generalizado es que triunfe quien despliegue mayores habilidades y estrategias en el césped, y que todo transcurra, de principio a fin, en armonía, caballerosidad y total espíritu deportivo.

La infancia y juventud forman parte de los millones de espectadores, lo que no debe ser olvidado por las distintos jugadores y público asistente.