Editorial

El plan de rescate de la ENEE

Las negociaciones en esta primera etapa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) han concluido, y para satisfacción del gobierno, con muy buen suceso, ya que les abre espacios para buscar una solución a la grave crisis financiera de la estatal Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE).

Como se sabe, el acuerdo precautorio está condicionado, entre otros puntos de importancia, a frenar el descalabro financiero de la ENEE, que amenazan con arrastrar las finanzas del Estado.

El jefe de la misión técnica del FMI, Esteban Vesperoni, así lo ha dicho: “Este es un tema clave porque gran parte de los problemas financieros y las presiones que la ENEE está poniendo sobre las finanzas públicas está relacionado con niveles de pérdidas muy grandes”, citó tras leer el acuerdo alcanzado.

Lo anterior conlleva la necesidad urgente de negociar un plan de rescate que contemple el pago de una deuda con los generadores privados que se acerca a los 10,000 millones de lempira, la revisión de los contratos de generación y la reducción de las pérdidas.

Y nada de lo anterior es nuevo, pues desde hace meses se viene hablando de la conformación de una hoja de ruta para el rescate de la ENEE, pero no se ha avanzado en casi nada.

Ahora se trata de que las autoridades se sienten de inmediato a revisar lo malo que se hecho en la gestión administrativa, sacar la política y a los políticos de esa administración, a negociar con los generadores el pago de la deuda, pero más importante aún, la revisión de los onerosos contratos de generación que están sobre la mesa. Del cumplimiento de este punto, más los otros relacionados con el fortalecimiento y consolidación de las políticas macroeconómicas, dependerá que el país mantenga la ruta de crecimiento económico sostenido en los últimos años, y aspire a su crecimiento.