Editorial

Un llamado de atención

El director ejecutivo de la Organización Internacional del Café (OIC), José Sette, hizo esta semana un llamado de atención que los países productores de café deben tener muy en cuenta frente a la estrepitosa caída de los precios del café en el mercado internacional.

Los bajos precios del aromático seguramente afectarán los ciclos de producción, el rendimiento y la calidad del grano; frenarán las inversiones de importancia en las plantaciones e impulsarán el abandono de la producción del café, dado que los agricultores pueden cambiar a otros cultivos agrícolas más rentables. La crisis ya ha llevado a que en países como El Salvador los productores estén analizando, incluso, no recolectar la cosecha correspondiente a este año por falta de liquidez, y que en México muchos se estén negando a vender su producto a los precios actuales y hayan optado por almacenar el grano a la espera de que los precios mejoren en los próximos meses. En Honduras los efectos de la crisis en el mercado internacional también han comenzado a sentirse. Por un lado los productores dicen carecer de financiamientos para mantener sus fincas, y por otro se proyecta de inmediato una reducción de al menos 107 millones de dólares en divisas como consecuencia de la baja de los precios.

No cabe duda que la inactividad del sector seguramente estará golpeando fuertemente al mercado laboral y empujando a muchos hondureños a migrar del campo a la ciudad en busca de mejores oportunidades de vida, e incluso a ir en pos del mal llamado sueño americano. Dirigentes del gremio han comentado con preocupación la gravedad de la situación y coinciden con lo expuesto por el director ejecutivo de la OIC. No desconocen que el gobierno está adoptando algunas medidas de apoyo al sector, como la aprobación de un par de herramientas que abren el acceso de los productores a financiamiento. Pero consideran que el planteamiento debe ser más integral, para evitar que en el futuro cercano el principal sector de exportación del país no se vea disminuido, como se está previendo en otros mercados, incluyendo la toma de decisiones que los lleven a demandar precios justos para el productor, que es el que menos gana en la cadena de comercialización del grano.