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Toncontín: Gran central de transporte

El Aeropuerto Toncontín llega este año a su primer centenario desde que en 1921 se habilitara en los llanos de Toncontín un campo de aterrizaje para atender en la ciudad capital de la República la nueva forma de transporte: la aeronavegación. Durante este siglo, el aeropuerto, ubicado en jurisdicción de Comayagüela, a escasos 6 kms del Centro Histórico de Tegucigalpa, ha sufrido muchos cambios. Inicialmente, fue tomando forma cuando en 1933 el presidente Tiburcio Carías Andino amplió la pista del aeródromo de norte a sur y ordenó la construcción del edificio de la terminal de pasajeros, inaugurándolos en 1934 con el aterrizaje de un DC-3 de la aerolínea Pan Am de Estados Unidos. Posteriormente se construyó una mayor terminal de pasajeros en 1948, considerada muy moderna para la época, y se mejoró la pista durante la administración del presidente Juan Manuel Gálvez. Más recientemente, en el 2000, junto con los otros tres aeropuertos internacionales de Honduras, Toncontín fue concesionado al consorcio internacional Interairports, S.A., también conocido como Aeropuertos de Honduras, siendo completamente remodelada su terminal y construida una nueva torre de control en 2006, y su pista ampliada con 300 metros en el lado sur, pasando de 1,863 a 2,163 metros de longitud en 2009.

Con la próxima apertura del Aeropuerto Internacional de Palmerola en el valle de Comayagua, a 76 kms de Tegucigalpa, ha surgido mucha incertidumbre con el futuro de Toncontín. Hemos sostenido que Toncontín debe continuar operando como aeropuerto puesto que en varias situaciones de emergencia nacional, como cuando el Huracán Mitch azotó nuestro país en 1998 o los huracanes Eta y Iota castigaron la zona norte de Honduras en 2020 - ocasionando la inundación completa, y por lo tanto el cierre, del Aeropuerto Ramón Villeda Morales de San Pedro Sula y la inhabilitación temporal de los otros dos aeropuertos internacionales de Honduras en La Ceiba y Roatán -, Toncontín sirvió para recibir las ayudas y atender las demandas comerciales. Pero, además, siendo la capital de la República, es importante contar con un aeropuerto que pueda atender las necesidades de los connacionales que acuden a la capital para realizar trámites burocráticos o viajes de negocio.

En este sentido, vemos satisfactoriamente la garantía que el aeropuerto continuará sus operaciones con vuelos nacionales y aeronaves con capacidad máxima de 30 pasajeros. Incluso se menciona que podrá existir un puente aéreo entre Toncontín y Palmerola, lo que consideramos muy pertinente para brindar esa alternativa a los usuarios que deseen evitar el traslado por tierra a Palmerola (lógicamente que con un costo adicional). Consideramos que deben incluirse, adicionalmente, vuelos regionales que permitan la fácil y rápida comunicación de nuestra capital con los países vecinos.

Por ejemplo, el vuelo directo a la ciudad de Guatemala en un avión pequeño toma apenas 50 minutos, por lo que tiene todo el sentido que este opere desde Toncontín para evitar tener que viajar por tierra cerca de 1-1/2 horas para un vuelo tan corto. Asimismo, entendemos que vuelos con aeronaves mayores y de mayor distancia operen desde Palmerola por las mejores condiciones de aeronavegación y seguridad que ofrece este aeropuerto, lo que permitirá vuelos nocturnos y operación las 24 horas, algo que no es posible con dichas aeronaves en Toncontín por la complicada topografía de aproximación. Esperamos que si se logren esas promesas de mejores precios en los pasajes aéreos internacionales.

Igualmente, y muy comprensible, ha surgido la preocupación por la pérdida económica que sufrirá la ciudad capital al no haber más vuelos internacionales mayores desde Toncontín. Aquí es donde proponemos que Toncontín se convierta en una GRAN CENTRAL DE TRANSPORTE que tenga uso mixto, aéreo y terrestre, al adaptarse como un centro de distribución de las rutas interurbanas, conservando sus operaciones aeroportuarias que entendemos disminuirán significativamente. Esto permitirá lograr los siguientes objetivos:
1. Generar mayor dinamismo económico en la terminal mixta de Toncontín, conservando e incluso aumentando los puestos de trabajo.
2. Ordenar el flujo de transporte pesado en la capital, particularmente las unidades interurbanas que hoy transitan por toda la ciudad, en estrechas calles, con terminales improvisadas e inapropiadas, y con condiciones de inseguridad.
3. Comenzar a estructurar los nodos logísticos de transporte a nivel nacional que permitirán mayor orden, reducción de costos de operación, menor contaminación, mayor facilidad de acceso y rapidez del servicio.

Lógicamente que esta solución requerirá de un rediseño en la terminal de Toncontín para poder adaptar el uso mixto, pero sabemos que esto es perfectamente posible y que además hará que Toncontín sea más rentable por lo que se justificarán las inversiones adicionales requeridas. Existe ya una experiencia exitosa en este sentido con la Gran Central Metropolitana de San Pedro Sula. Más aun, la ubicación de Toncontín, con fácil y rápido acceso al anillo periférico del Distrito Central, permite que las rutas interurbanas sean redistribuidas a los diferentes puntos cardinales por esta vía. De esta manera, generando mayor dinamismo económico, nuestra ciudad capital conservará su aeropuerto y adicionalmente contará con una central de transporte terrestre interurbano altamente necesitado para una urbe de 1.5 millones de habitantes.


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