Columnistas

¡Porque no escuchan!

Es prácticamente imposible para un columnista o analista o para un parroquiano común y corriente, abstraerse de comentar sobre los acontecimientos nacionales que despiertan la atención general, ya sea motivándoles alegría o, al contrario, produciéndoles sentimientos de zozobra y hasta de temor por lo que ellos perciben, puede ocurrir a corto plazo en contra de sus intereses o derechos personales.

En los últimos días, han ocurrido eventos en que se ven involucradas las más altas autoridades del país tanto de nuestra presidenta como principalmente del Congreso Nacional.

En los últimos meses, la opinión pública se ha volcado a indicarle a la primera mandataria, con el ánimo de que corrija su actuación, que sus discursos tanto en los foros nacionales como en las reuniones cumbres multinacionales donde acuden los jefes de Estado han sido totalmente inapropiados, fuera de foco, repetitivos, insustanciales y alejados totalmente del propósito de generar simpatías por Honduras; objetivo que solo se lograría si esos países pudiesen tener oportunidad de valorar, objetivamente, los esfuerzos democráticos que están haciendo gobierno y pueblo en armonía, por superar los niveles de pobreza y miseria en los que se encuentra el país. Los discursos que le son elaborados denotan que sus redactores son personas carentes de visión y sentido político, sin capacidad para evaluar la importancia que esas reuniones tienen para el país, si pudiese despertar la atención aun de aquellos países tradicionalmente cooperantes.

Siempre objeté, la participación de nuestros representantes en las asambleas de la ONU por el desprecio que tienen los poderosos o casi poderosos del mundo, por los países chicos dependientes. La desatención ofensiva que se presta a la participación-oratoria de estos presidentes es inaceptable, pero cuando uno ve el vacío que provoca la ausencia de mandatarios cuando toca el discurso del representante de Honduras, el dolor de no tener importancia es supremo. Somos la mosca en el lomo del elefante. Por eso la enseñanza debe ser, que no podemos ir a esos foros a destapar tumbas ni a descubrir fantasmas, debemos lucir constructivos, positivos, conciliadores, amantes y defensores de los derechos humanos y jamás defensores de tiranías que abofetean a los hombres y mujeres amantes de la libertad. El querer congraciarse con unos pocos payasos de un circo político decadente, desfasado y lacerante es demostrar una incapacidad política y una carencia absoluta de un sentido de valores. Eso es lo que le reclamamos a nuestra presidenta, para que en los foros que le faltan tanto internamente como multinacionales se concrete a exaltar los valores del pueblo hondureño y sus esfuerzos por superar los niveles de progreso, puntualizando su apego a los principios y objetivos de la democracia plena y abandonando sus posturas demagógicas vengativas por acontecimientos pasados que por mucho que se utilicen para propósitos mezquinos, no contribuirán a edificar esa nueva Honduras que tanto anhelamos. Del Congreso nos ocuparemos después.