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¿Por qué cargar con el peso de corruptos?

El 9 de diciembre se conmemora el Día Internacional contra la Corrupción, y uno de los temas que me han hecho pensar sobre el estado actual de Honduras en torno a esta temática es sobre las personas que están señaladas por casos de corrupción o narcoactividad, verlos o gobernar o hacer oposición, donde lo que buscan es negociar impunidad, es decir, el poder se vuelve un medio para concentrar más poder y gozar de privilegios. Sin embargo, no podemos esperar resultados diferentes de las mismas personas, como dice una frase que se le atribuye a Einstein: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”.

Alguien que ha tenido el poder, quiere volver a tenerlo, aunque no haya hecho nada con él cuando lo tuvo, y aquel que ahora lo tiene y no está haciendo nada con él a favor de Honduras, seguro tampoco lo hará en los próximos dos años. Pero lo que se vuelve curioso es ¿por qué hay personas que son jóvenes, que tienen sus manos limpias, apoyando a personas que su honorabilidad se pone en tela de duda? La respuesta que encuentro es la ausencia de liderazgo, es falta al mérito y la idoneidad, pero también la ambición por poder, donde por tener un pedazo del pastel voy a apoyar al que ya gobierna para conservar mi puesto o trabajo, o apoyaré a los que estoy seguro de que llegarán al poder, sin importar que sean los mismos que en el pasado todos criticamos.

Entonces el poder se vuelve un fin, y no un medio para garantizar el bien común a los hondureños y lo que refleja eso es la situación actual de salud y educación. Entonces el Día contra la Corrupción es nada más una fecha conmemorativa porque como país no hay nada que celebrar. Es imperativo que nos hagamos una autoevaluación y miremos ¿qué estamos haciendo para combatir la corrupción en Honduras? Porque, marchar con personas señaladas por irregularidades no es un avance, es retroceder a lo que tuvimos en el pasado reciente; y apoyar personas, que lejos de verse como servidores públicos, ministros o diputados parecen candidatos a cargo de elección popular tampoco es muy lógico.

Lo correcto sería que los jóvenes con ganas de sacar a Honduras adelante, generemos espacios de conocimiento, diálogo y debate y comenzar a construir ideas, no discursos; soluciones, no promesas; construir patria, no políticos.

Por eso, en conmemoración de este día, hagamos este autodiagnóstico de ver qué estamos haciendo nosotros para mejorar a Honduras, cómo le vamos a aportar, porque no es con puro “echaleganismo”, es preparándonos, rodeándonos de gente correcta e idónea. El poder es un medio, no un fin.