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“Personas faro”

Me ha llamado poderosamente la atención la descripción que hace Jaime Vandor que fue uno de los 5,200 judíos húngaros salvados del Holocausto, sobre la persona buena: “Entendemos por persona buena quien es capaz de convertir su generosidad en norma y pasión, bondadoso en grado sumo, sincero y veraz en todas las ocasiones, que se entrega y nada busca para sí. Demasiado noble para este mundo, paga por ello: es incomprendido, combatido, a veces escarnecido. Un tipo que, aunque poco frecuente, sí existe, pero pasa desapercibido, o es tenido por insensato, utópico, inepto para nada, equivalente a la frase popular que dice ‘de tan bueno es tonto’. Quien lo da todo es un excéntrico y, como mínimo, un problema para su familia. Sin embargo, pese a sus ‘extralimitaciones’, esta persona que comparte el sufrimiento del prójimo, aportando ayuda y consuelo, ha de constituir para nosotros un ideal hacia el cual tender”.

Entonces, ¿quiénes son las “personas faro”? Son aquellas que con su presencia te llenan de energía y de luz. Aquellas con las que hablas y parece que los problemas o los atascos vitales desaparecieran, pues son capaces de ver y transmitir todo tan claro que en ese momento parece que la solución está cerca y sólo queda ir por ella. Su objetivo en la vida no es el dinero, ni el poder. Tienen los ojos y los oídos abiertos para detectar las necesidades de sus prójimos. Han aprendido a dialogar, empezando por la escucha, que es su característica más visible. Y como saben escuchar, han aprendido a hablar con las palabras precisas y en las ocasiones oportunas. Y también a callar... Han aprendido a no juzgar. Buscan en cada ser humano lo bueno que hay en ellos. Pueden enfrentarse a los abusadores, pero sin faltarles al respeto en su dignidad de personas. Estas personas luz no son perfectas. Son humanas y, por tanto, limitadas. Es posible que descubramos en ellas incoherencias en el propósito básico de su vida. Sus detractores se aprovechan de ellas para descalificarlas. Cuando lo hacen, la sabiduría de esas personas sale a relucir. Muchas de esas “personas faro” pasan desapercibidas. Su estilo de vida choca demasiado con esos falsos valores que nos inculca el pensamiento único. Claro que ellas prefieren pasar desapercibidas y tratan por todos los medios de conseguirlo. A veces, hasta las más próximas desconocen que viven al lado de alguna persona con esas características. Y sólo cuando fallecen o cuando desaparecen de nuestro entorno, es cuando nos damos cuenta del vacío que dejan en nuestra existencia. Una luz cálida se ha apagado, dejándonos más fríos y más solos.

No dudo que en innumerables momentos hemos sentido la necesidad de parar el mundo y bajarnos. Momentos en que muchas veces requerimos de personas lúcidas, empáticas y amorosas que nos ayuden a afrontar los bajones. Si existe una persona así en tu vida debes sentirte afortunado. Son ellas a las que se las llama “personas faro”, las que nos ofrecen guía compartiendo su propia luz consentimos que la propia se encuentra en sombra.

Deseo llegue a tu vida una “persona faro” y puedas hacer de tu vida un lugar más tranquilo y que no pierda su brillo.