Columnistas

Pedro Urdemales

Conocí a Pedro Ardimales o Urdemales a través de mi abuela Francisca, Panchita para los más queridos. Era probablemente una de las historias que más le gustaba contar, he dicho en más de una ocasión que mi gusto por narrar se lo debo, sin duda, a ella.

Muchos años después, como joven estudiante de la Carrera de Letras descubrí que ese personaje que yo identificaba muchísimo con mi abuela, tenía más que ver con la literatura oral hispanoamericana que con ella, pues es un personaje que tiene varios siglos sobre sus hombros, los primeros registros de él datan de la Edad Media.

Y recientemente lo recordé al releer la compilación que hizo Luis Hernán Sevilla, en “Cuentos recogidos de la tradición oral”, un esfuerzo de la Academia Hondureña de la Lengua publicado en 2020, que además de los relatos de Urdemales, incluye de otros personajes prototípicos.

Lo primero que quiero hacer al hablar de este personaje es recordárselo a los que ya lo conocían y presentárselo, o más bien, incitar la búsqueda de sus historias a los que aún no tienen el gusto de conocerlo, sobre todo a los más jóvenes. Pedro Urdemales es un personaje prototípico de la literatura oral, aparece en historias muy diversas, pero lo que se repite es la picardía con la que se desenvuelve, siempre sale bien librado de las malas, y el otro personaje que comparte escena con él se ve burlado por la habilidad de Pedro.

De hecho, está ampliamente aceptado que el presunto apellido “Urdemales” se compone de “urdir” “males”, es decir, planificar maldades o picardías. En América es reconocido por otras variaciones de este apellido. Creo que este es un personaje que puede ser muy atractivo en estos tiempos en el que en la ficción los antihéroes y los antisistema están de moda. Es, digamos, un buen pretexto para recuperar este fenómeno de la literatura oral. Este se trata de uno de los relatos más marquetineros de la historia.

La otra razón por la cual se me ocurrió escribir sobre este personaje está ligada a la anterior. En Honduras, posiblemente en América Latina de manera general, se suele premiar la viveza. No alabaré ese hecho, tampoco lo condenaré porque hacer lo uno o lo otro requiere de muchos preliminares; pero sí me gustaría dejar (como si de una tarea se tratara) la pregunta para la reflexión de por qué se quiere tanto a estas figuras. Me atrevería a teorizar que es por la característica de sublevación de estos personajes, ya que usualmente están en una posición de dominado y no de dominante. Pero preferiría que usted llegara a sus propias conclusiones.

Por último, quisiera incitar a los profesores de Español de todos los niveles educativos a que a través de sus estudiantes y ellos mismos recojan las historias del amigo Pedro que seguramente andan rondando todavía por todo el país. A los jóvenes los insto a escuchar con atención los relatos de este tipo, muchas veces las personas mayores lo poco que pueden dar son palabras, y muchas veces de nuestros ancestros lo único que nos quedan son también justamente las palabras, las historias. La Secretaría de Educación puede jugar un papel clave en la recolección.

Los medios de comunicación también pueden generar contenidos: reportajes, documentales y otras producciones audiovisuales y escritas de estos personajes e historias que ayudaron a configurar la identidad y la cultura de Honduras.