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“La infamia que acosa al pueblo hondureño”

Infamia significa: maldad o vileza en cualquier línea, vileza, ofensa, ruindad, indignidad, iniquidad, depravación, deshonra, deshonor.

La infamia que acosa al pueblo hondureño son los políticos deshonestos, amigados con la ilegalidad y con la corrupción. Hacen complicidad con personajes de la misma calaña que incursionan en los partidos políticos, la empresa privada, fuerzas armadas, religiosos, policías, sindicatos, academia, instituciones financieras, gobiernos, colegios profesionales, crimen organizado y otras organizaciones.

Las influencias de estos políticos deshonestos se encuentran en todos los partidos políticos de Honduras, fabrican simbiosis en las administraciones de los poderes del Estado creando pactos de impunidad y otros de mutuos intereses.

Dentro y fuera del gobierno existen estructuras corruptas que hacen resistencia para disminuir la capacidad de la justicia de investigar, perseguir y sancionar. Estas personas con poder institucional son los principales promotores de la ilegalidad y fractura del Estado de derecho buscando blindar sus actos y neutralizar cualquier acción legal que los condene.

Por tanto, el acoso al pueblo hondureño surge en todo y en todos, y, si buscamos el catálogo de la corrupción y la impunidad encontraríamos los productos de la industria de la corrupción en Honduras: el nepotismo, fraudes electorales, cooptación, sobornos, uso ilegítimo de información privilegiada y el patrocinio; el tráfico de influencias, la evasión fiscal, las extorsiones, violencia, la malversación, la prevaricación, caciquismo, el compadrazgo, irrespeto a la propiedad privada, inseguridad jurídica y un largo desfile de modelos de corrupción en el cuadro de la infamia que acosa a Honduras. Esta infamia ha traído al pueblo pobreza, miseria, enfermedad, muerte, ahuyentar la inversión, cierre de empresas, desempleo, migración, vergüenza y desconfianza internacional.

En Honduras vivimos bajo un régimen autoritario, el melismo de Libre, basado en el sometimiento venenoso y absoluto de una sola autoridad, y su antídoto es la legalidad. Justamente porque la legalidad es el antídoto, la institucionalidad del sistema de justicia y el Estado de derecho han sido fracturados, la justicia se volvió injusta y el sistema democrático encadenado.

La tarea fundamental del melismo de Libre desde que asumió el gobierno ha sido el de conspirar en las estrategias y mecanismos para perpetuarse en el poder, olvidando las políticas económicas y sociales, afectando notablemente el desarrollo del país y el bienestar de los hondureños. Es inaceptable para el pueblo hondureño continuar soportando más sacrificios e injusticias de políticos y gobernantes deshonestos e incapaces. La ciudadanía hondureña tiene el poder de cambiar el rumbo de Honduras, aprovechando el día de las elecciones generales otorgando voto de castigo al melismo de Libre y a todos los candidatos deshonestos de los otros partidos.

Cuando en Honduras la justicia, la verdad, el buen juicio, la ética y la moralidad transiten libremente; entonces, sentiremos que ha llegado la verdadera transformación hacia el desarrollo, progreso y bienestar. Queda planteado.