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Educación y atajos de pandemia

Las crisis demandan respuestas inventivas, oportunas para que se luzcan los brillantes, no cual los burócratas del proceso educativo nacional, indignos pues ya hubieran renunciado. Van dos años de clases interrumpidas, falsas promesas, improvisaciones y estupidez vana. Lo que obliga a repetir verdades antes dichas: que a falta de internet (en todas sus derivaciones) debió recurrirse a radio y televisión para mantener vivo el sistema de enseñanza-aprendizaje pues, ¿quién no posee aparatos de ambos en Honduras?

Debió contratarse a cien maestros y expertos en didáctica para diseñar y grabar 300 conferencias de audio y video con el contenido de las asignaturas del currículo, materias que llenaran la necesidad pedagógica de maestros y educandos (siendo por ende capacitación indirecta). Tales programas deberían transmitirse desde las principales televisoras, que integran cinco grandes cadenas (la red nacional de Televisoras de Honduras identifica 22 canales aliados) más sus repetidoras (a SITAE de Conatel la conforman 200 transmisoras de tv), más compañías de cable y 190 canales de municipio (datos de 2018), lo que suma una muy vigorosa plataforma de comunicación popular. Aquí sobra capacidad técnica, sufre muerte súbita la decisión política.

Conatel identifica 14 canales de tv abierta con cobertura nacional, nueve secundarios y otros con cobertura regional, por suscripción y digital (internet). Por afán patriótico esas empresas pueden aportar sin costo —pues el Estado es dueño del espectro electromagnético— o a valor simbólico, o a cambio de cortos anuncios, 140 minutos de transmisión educativa en la mañana y similar cada tarde de semana incluso sábado. Cada clase modelo de 35 minutos cubriría el pensum de Educación Básica (Español, Inglés, Matemática, Ciencias Naturales, Sociales y las formativas de Cívica, Artística y Física) más DCNEB (tercer ciclo o secundaria, igual agenda) excepto el final de bachillerato, impartido virtual. Reforzaría a todo la potencia radial aireando clases teóricas (Humanidades y Cívica) que complementen a las visuales, cuando conviene se vea al maestro (Matemáticas, Artes, Ciencias). Si a ello se agrega las redes on line independientes y las creadas para este fin específico, se concluye que la obra educativa es mala en Honduras porque la manejan manos infames.

Esta propuesta conglomerada reduce la presencia de internet, que pide complejas condiciones no siempre satisfechas por la economía doméstica paterna, así como anula la urgencia de sacrificar al maestro mandándole que asista a la escuela sin vacunarse. Soluciones veloces daría un buen técnico en comunicaciones diestro si pusiera en cuadrícula y acción estas ideas, siéndole innecesario un IQ superior.

Pero, ende, ¿por qué no lo hacen las autoridades oficiales?... Por ser pacatas (miedosas y simples), incapaces de romper el esquema tradicional y ortodoxo de la educación. Carecen de la glándula de inventar y sufren miedo, pavor neoliberal a contrariar la empresa privada —obesa de lucro pero que podría aportar mucha contribución social si un buen plan lo pidiera. Así que mientras no haya cambios y los chulos no se vayan, nuevo lunes de mediocridad.