Columnistas

Carta a los gobiernos del mundo

Honduras pasa por la mayor crisis administrativa e institucional de su historia política, económica y social; no por un problema político ideológico y si, a causa de la corrupción.

Es de conocimiento de la comunidad internacional que al pueblo hondureño el actual gobierno, un sector de la empresa privada, algunos políticos en todos los partidos, las Fuerzas Armadas y Policía, lo mantienen inmerso en un mar de corrupción, corrupción que ellos mismos no
pueden controlar.

Además, el pueblo hondureño sabe que las tres mayores industrias de corrupción y de impunidad son los tres poderes del Estado y que la investidura presidencial es un refugio
delincuencial.

En materia electoral, no existe un organismo electoral ni una ley electoral moderna y confiable que rija los próximos comicios, todo está diseñado para perpetuar a través del fraude electoral a este gobierno de corrupción, y así buscar atajos para huir de la justicia.

La democracia en Honduras murió hace tiempo, desde que el orlandismo y la corrupción asumió el poder de la nación.

Es urgente extirpar la corrupción, este cáncer maligno que con sus metástasis invaden instituciones en las esferas nacional e internacional y que, a ojos pacientes de todo el concierto de naciones (ONU, OEA, Unión Europea, G-7), devora las entidades hondureñas y su pueblo. Cómplices.

El actual panorama hondureño no es nada prometedor, se vive bajo una conspiración constante de corrupción e impunidad venida de casa de gobierno, la cual se encuentra en cualquier lado, se mezcla con todo, se interesa en todo, y trastoca todo.

Esta radiografía antes descrita, vivifica a la Honduras actual y así lo confirma la Corte del Distrito Sur en Nueva York condenando a cadena perpetua más 30 años al ex-diputado Juan Antonio “Tony” Hernández, por los delitos de narcotráfico, y, señalando directamente a su hermano, el actual presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández (JOH) como narcotraficante y protagonista principal para calificar a Honduras como un narcoestado.

Es gigantesca la perversidad en Honduras, la corrupción le ha robado el presente y el futuro a nuestra niñez y juventud, ha fortalecido la pobreza rural y urbana convirtiéndola en insultante, la gente muere por el covid-19 y de hambre y el desempleo y la falta de ingresos generan las migraciones.

Motivado por las largas y estrechas relaciones de amistad entre los pueblos y gobiernos de USA y Honduras, motiva solicitar al gobierno de USA no de una forma arrogante y hegemónica y menos una intervención política ni militar y si, una intervención humanitaria para salvar vidas humanas, salvar la democracia, restablecer la vida institucional y el Estado de derecho, fortalecer nuestra agricultura e industria, vigorizar nuestros sistemas de salud y educación, robustecer la infraestructura vial, de vivienda y de mitigación, promover el desarrollo y el progreso de las familias hondureñas. Salvemos Honduras. Queda planteado.