Acta digital y la centralización del poder: un análisis crítico

El presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, ha presentado al pueblo hondureño una propuesta que, según él, busca garantizar la transparencia y evitar el fraude en las elecciones primarias e internas de 2025. El mensaje de Redondo parece ser claro: la implementación del acta digital y la validación biométrica son la clave para asegurar que los procesos electorales sean limpios y que la voluntad del pueblo sea respetada. Sin embargo, detrás de esta retórica de transparencia, surgen serias dudas sobre las verdaderas intenciones del Congreso Nacional y del propio Luis Redondo.

El presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, ha presentado al pueblo hondureño una propuesta que, según él, busca garantizar la transparencia y evitar el fraude en las elecciones primarias e internas de 2025. El mensaje de Redondo parece ser claro: la implementación del acta digital y la validación biométrica son la clave para asegurar que los procesos electorales sean limpios y que la voluntad del pueblo sea respetada. Sin embargo, detrás de esta retórica de transparencia, surgen serias dudas sobre las verdaderas intenciones del Congreso Nacional y del propio Luis Redondo.

El acta digital: ¿modernización o manipulación?

La propuesta de Luis Redondo incluye la implementación de un acta digital que se transmitiría en tiempo real, acompañada de un sistema de validación biométrica. Sobre el papel, estas medidas parecen estar encaminadas a reducir la posibilidad de fraude electoral, particularmente en las elecciones primarias, donde históricamente ha habido denuncias de inflado de votos. Sin embargo, lo que se presenta como un avance tecnológico esconde una cuestión más profunda: la posible centralización de funciones que, según la Constitución, corresponden al Consejo Nacional Electoral (CNE). El artículo 51 de la Constitución de la República otorga al CNE la responsabilidad exclusiva de organizar, dirigir y supervisar los procesos electorales en el país. La propuesta del Congreso, que pretende quitarle al CNE atribuciones fundamentales, plantea un escenario peligroso en el que la autoridad electoral podría quedar subordinada a decisiones políticas emanadas desde el Congreso. ¿Es realmente necesario alterar el balance de poderes establecido en la Constitución para implementar un acta digital? ¿O estamos ante un intento de manipulación encubierto bajo la apariencia de modernización?

¿Un llamado a la transparencia o una maniobra política?

Luis Redondo ha sido enfático en su discurso: aquellos que se oponen a esta propuesta buscan perpetuar el fraude electoral. Sin embargo, esta declaración simplifica un debate que es, en realidad, mucho más complejo. El llamado del presidente del Congreso a “no caer en la red de engaños” parece dirigido a deslegitimar cualquier oposición, tachándola de cómplice del fraude, cuando en realidad, es esencial cuestionar y debatir cualquier cambio que afecte el equilibrio de poderes. La pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué es necesario que el Congreso asuma funciones que ya están claramente definidas en la Constitución? Si el objetivo es realmente evitar el fraude, ¿no sería más prudente fortalecer al CNE, dotándolo de los recursos y herramientas necesarias para cumplir con su mandato? Transferir estas responsabilidades al Congreso no solo es innecesario, sino que también socava la independencia del órgano electoral, creando un precedente peligroso para el futuro de la democracia en Honduras.

El verdadero trasfondo del acta digital

Es importante destacar que la propuesta de Luis Redondo no se limita a la implementación del acta digital; también incluye un presupuesto significativo de L.1,492,000,000.00 para las elecciones internas. La justificación es garantizar que este dinero no se utilice para perpetuar fraudes en las elecciones primarias, una preocupación válida dado el historial de irregularidades en estos procesos. No obstante, ¿es el presupuesto y la implementación tecnológica suficiente para asegurar elecciones limpias? O, más preocupante aún, ¿es este un intento de controlar el proceso electoral desde una única institución, limitando la capacidad de supervisión independiente? El mensaje de Redondo deja claro su intención de aprobar el dictamen, enfatizando que “no se debe esconder nada”. Sin embargo, el acto de transparencia real requiere más que la publicación de un presupuesto; requiere una discusión abierta y participativa, en la que se escuchen todas las voces, incluyendo aquellas que defienden la independencia del CNE.

Conclusión: Defender la Democracia y la Separación de Poderes

La modernización del proceso electoral en Honduras es necesaria, pero no puede ser utilizada como excusa para concentrar poder en una sola institución. La independencia del Consejo Nacional Electoral es fundamental para garantizar elecciones libres y justas. En lugar de debilitar al CNE, el Congreso Nacional debería enfocarse en fortalecerlo, asegurando que tenga los recursos y la autonomía necesarios para cumplir con su mandato constitucional. El verdadero trasfondo del acta digital parece ser más complejo de lo que el discurso oficial sugiere. No se trata simplemente de evitar fraudes, sino de quién controla el proceso electoral y cómo se distribuye el poder en el Estado. Es esencial que, como sociedad, permanezcamos vigilantes y defendamos los principios de transparencia, equilibrio de poderes y democracia que están en juego en este debate. ¡Ya basta de manipular las reformas en nombre de la transparencia! La modernización sí, pero no a costa de la independencia del órgano electoral y la democracia misma.

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