Opinión

La reciente elección del fiscal general y el fiscal adjunto no es ilegal, menos inconstitucional. La mayoría de quienes sustentan lo contrario o no han leído la ley o favorecen causa no tan perdida como es la de mantener la impunidad de uno de los sectores más nocivos que han expoliado a nuestro país. O quienes soñaban con volver a esa institución a desatar la egolatría y la temeridad con que se han labrado prestigios de ficción. En contraste con pobres resultados, los verdaderos.

O llegar y convertirse en ariete al sistema degradante que la ingenuidad, la indiferencia y la tontería parecen socorrer. Algunas imprecisiones en la ley correspondiente permiten discrecionalidad en la aplicación de los tiempos de la elección en caso de vacantes en la titularidad. Hubiéramos preferido que fueran electos Santo Tomás y San Agustín, pero a falta de ellos y en este medio de improvisación crónica, casi de chiripa nos han elegido profesionales con el conocimiento y parece que con la voluntad de enfrentar los retos que la coyuntura histórica plantea.

Como cualquiera, respiran el mismo aire que honrados y corruptos, así que es de que se sepan observados para disuadirlos de caer en tentaciones. Si los padrinos que les endosan nos parecen inconvenientes los que promoverían a los potenciales fiscales a elegirse en marzo por el nuevo Congreso Nacional, esos sí serían más que inconvenientes, muy dañinos. Pero padrinos siempre habrían. La conflictividad al interior de la Junta Proponente pudo ser evitada con un poco de comunicación.

Lástima, al final el resultado hubiera sido similar sin empanarse el proceso sin reales justificaciones. Los machitos y machitas que se han dado a la caza de los diputados liberales que en una objeción de conciencia, no monetaria, votaran en contra de la errada decisión de la dirigencia partidaria, debieran empeñar tanta energía inquisidora en promover al candidato liberal, el mejor a título personal y procurar aligerar el peso muerto que en sí mismos le aportan.

O sea que seguimos tan polarizados como antes: Patriotas contra traidores a la Patria, nada que ver con partidos, ni con izquierda y derecha. Es justicia contra impunidad, corrupción contra transparencia. La realidad que sustenta la conflictividad evidente desde el 2009. No hay tales ideologías.