Cartas al editor

Periodismo y periodistas

En Honduras se han creado fuertes presiones, tensiones e incluso divisiones entre el mundo profesional y la academia para lograr la profesionalización en el ámbito del periodismo.

Tanto las universidades como muchos periodistas intervinieron y apoyaron la creación de la Escuela de Periodismo, y el mismo Colegio “el que es protegido y no protege a nadie”. La intención de crearlo fue para reclamar un mejoramiento del estándar de la profesión en esta latitud. Dos objetivos distintos perseguidos: para las primeras generaciones, la idea era aumentar la matrícula de alumnos en su programa académico y estrechar relaciones con el mundo laboral tratándose de la creación de la escuela. Si nos basamos en el planteamiento de quienes afirman que los valores profesionales como la asociatividad están condicionados por las propias organizaciones asociativas, que son las que, en definitiva, imponen los códigos de conducta y aspiraciones de sus miembros, esta situación daría cuenta de las propias limitaciones de la organización periodística colegiada.

En Honduras se ha pretendido una de las más fuertes regulaciones en torno a la profesión periodística y en teoría aún se exige un grado de universidad y la obligación de estar en un colegio o una asociación, en la práctica no se está aplicando la Ley de Ejercicio del Periodismo, lo que excluye cualquier sanción o suspensión de la profesión para quienes caigan en su incumplimiento. Si bien en la mayoría de los países latinoamericanos se requiere teóricamente un título universitario para ejercer el periodismo, en muchos casos esto se ignora o se acude a distintos resquicios legales al momento de contratar a quienes ejercerán los puestos de periodistas. Al mismo tiempo, casi en todas partes un periodista puede ejercer la profesión sin estar inscrito en un colegio, sin siquiera reconocer a esta organización como representativa del gremio. En este sentido, se merman las posibilidades de generar una comunidad profesional valorada, autónoma y consensuada, dificultándose el garantizar a la sociedad que los periodistas otorgarán el servicio que ésta espera de ellos.