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La candidata de Donald Trump para dirigir la CIA enfrenta prueba de fuego en el Senado  

Haspel dirigió al menos durante parte de 2002 una prisión secreta en Tailandia, donde los detenidos sospechosos de pertenecer a Al Qaida eran frecuentemente torturados

09.05.2018

Washington, Estados Unidos
Gina Haspel, escogida por Donald Trump para dirigir la CIA, se enfrenta este miércoles a su prueba de fuego en el Senado estadounidense, ante el que prometerá no revivir los programas de tortura aplicados por la agencia tras los atentados del 11 de septiembre.

Haspel, de 61 años y quien durante tres décadas realizó operaciones encubiertas en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) -donde actualmente se desempeña como subdirectora-, dirigió al menos durante parte de 2002 una prisión secreta en Tailandia, donde los detenidos sospechosos de pertenecer a Al Qaida eran frecuentemente torturados.

Durante el programa de torturas -vigente entre 2002 y 2005-, la CIA llevó a los detenidos a lugares secretos en todo el mundo y sometió a algunos a golpizas, torturas con una técnica de simulacro de ahogamiento y altos niveles de estrés.

Más tarde como alta responsable de la CIA, Haspel también es señalada de haber destruido videos que mostraban esas prácticas.

'Entiendo que mucha gente en todo el país quiere saber mi opinión sobre el antiguo programa de detenciones e interrogatorios de la CIA', dirá la funcionaria, según extractos del testimonio que dará este miércoles durante una audiencia de confirmación ante el Comité de Inteligencia del Senado.

'Habiendo servido en ese tiempo convulso, puedo ofrecer mi compromiso personal, claro y sin reserva, de que bajo mi liderazgo en la CIA no se restablecerá tal programa de detención e interrogatorios', deberá decir.

'Dura con los terroristas'
Haspel cuenta con el completo respaldo de Donald Trump.

'Mi muy respetada nominada para ser directora de la CIA, Gina Haspel, ha sido criticada porque fue demasiado dura con los terroristas', tuiteó Trump esta semana.

Pero entre los 13 miembros de la comisión del Senado (siete republicanos, 6 demócratas), varios son escépticos.

Cuatro demócratas (Kamala Harris, Dianne Feinstein, Ron Wyden y Martin Heinrich) han pedido a Dan Coats, el jefe de inteligencia nacional, de hacer públicos todos los documentos clasificados relativos al papel de Haspel en los programas de interrogatorio de la CIA.

Feinstein se preocupa por 'promover a una persona que ha estado implicada en el programa de tortura a la cabeza de la CIA, la agencia responsable de uno de los capítulos más sombríos de nuestra historia'.

Desde 2016, Trump ha hecho declaraciones contradictorias sobre la tortura. La defiende a título personal, pero ha dejado a juicio de su secretario de Defensa, Jim Mattis, usarla y éste se opone a hacerlo.

La audiencia de confirmación de Haspel comienza a las 09H30 locales (13H30 GMT) y parte de los debates deberían ser públicos.

El resultado será anunciado posteriormente y deberá influir en la votación sobre la nominación en la cámara alta del Congreso, que los republicanos esperan ocurra de aquí al fin de mayo. El partido del presidente tiene allí una mayoría de 51 frente a 49.

En medio de la polémica que ha generado su postulación por Trump, la candidata incluso propuso renunciar al puesto, según informó la prensa estadounidense, pero fue convencida por consejeros de la Casa Blanca para seguir adelante.

Vida misteriosa
El presidente de la comisión, el republicano Richard Burr, ha asegurado estar confiado en que Haspel será confirmada, destacando que casi existe un consenso sobre su capacidad para dirigir la CIA.

También descartó la posibilidad de que sean desclasificados documentos sobre actos clasificados.

La vida de Haspel, en apariencia una mujer sobre todo sonriente, está rodeada de mucho misterio debido a que hizo gran parte de su carrera en los servicios secretos de la CIA.

Su corta biografía menciona que se unió a la agencia de inteligencia en 1985, con la que ha trabajado en África, Europa y Asia, además de en el centro antiterrorista de la CIA, al que se sumó tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 que dejaron más de 3.000 muertos en el país.

Once años después, fue nombrada directora adjunta de operaciones secretas a nivel mundial, y luego directora adjunta de la CIA en 2017. Ahora está llamada a suceder a Mike Pompeo, nombrado secretario de Estado.

Habla español, francés, ruso y turco; y es fanática del cantante de country Johnny Cash.

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