Ramos, alfombras y fe: así se vivió el Domingo de Ramos en el corazón de Tegucigalpa
Con música, oraciones y ramos en mano, cientos de fieles católicos participaron este domingo en la tradicional procesión del Domingo de Ramos
- 13 de abril de 2025 a las 10:13

El sol apenas comenzaba a iluminar las calles del casco histórico cuando el repique de campanas marcaron el inicio de una de las celebraciones más esperadas por los católicos: el Domingo de Ramos, que conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.

Desde las 7:00 de la mañana, centenares de fieles se reunieron frente a la iglesia El Calvario, ubicada a pocos metros del Teatro Manuel Bonilla.

Con palmas en mano y portando sus ramos, niños, adultos y ancianos se sumaron a la tradicional procesión que recorrió las principales calles hasta la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel.

A lo largo del recorrido, los fieles entonaron cánticos de alabanza acompañados por guitarras y tambores.

El ambiente era festivo, pero también reverente: entre oraciones y cantos, las familias caminaban en comunidad, reviviendo el pasaje bíblico de la entrada de Jesús montado en un burro y recibido con ramos por el pueblo.

Uno de los elementos que más atrajo la atención este año fueron las alfombras de aserrín de colores, cuidadosamente elaboradas por feligreses en las calles cercanas a la Catedral.

Con diseños que representaban símbolos cristianos las alfombras embellecieron el recorrido.

Ya en las afueras de la Catedral, los asistentes recibieron la bendición de los ramos, uno de los momentos más simbólicos del día.

En las afueras del templo se llenó rápidamente para dar paso a la celebración eucarística, donde se recordó el inicio de la Semana Santa.

Los ramos, tras ser bendecidos, fueron llevados a casa por los feligreses, donde serán colocados detrás de puertas, en altares familiares o marcos de cuadros religiosos.

Para muchos, este gesto representa protección espiritual durante el resto del año.

Más allá del significado religioso, la procesión se vivió como una fiesta comunitaria de fe y tradición, donde los sonidos, los aromas de incienso, el color de las túnicas, las alfombras y el brillo de las palmas tejieron una jornada cargada de simbolismo y emoción.

Con esta actividad, inicia oficialmente la Semana Santa, un tiempo de reflexión, perdón y preparación para celebrar la resurrección de Cristo el próximo domingo de Pascua.