Desolado luce el centro de Tegucigalpa en medio de preparativos para Vía Crucis
Avenida Colón se transforma este Jueves Santo con los preparativos para las alfombras de aserrín multicolor que decorarán el centro histórico de Tegucigalpa para el Viacrucis del Viernes Santo
- 17 de abril de 2025 a las 10:45

Vista despejada del centro de Tegucigalpa este Jueves Santo, con presencia de muy pocas personas, en la antesala de los preparativos del Vía Crucis de mañana. Le mostramos en el siguiente recorrido visual cómo luce el centro de la capital.

Calles del centro histórico lucen vacías y en calma, preparándose para el Viernes Santo.

La Avenida Colón comienza a lucir alguna decoración alusiva a la actividad religiosa.

Sin vendedores ni peatones, el centro capitalino se transforma en escenario de fe.

Tranquilidad y orden marcan el ambiente del centro capitalino este Jueves Santo.

Las cuadrillas de aseo de la municipalidad, como cada día, desde temprano ya realizan la limpieza de calles para ofrecer a los feligreses un ambiente limpio.

El silencio domina la avenida Colón y la Avenida Cervantes, mientras los feligreses comienzan a trabajar en las alfombras.

En horas de la tarde de este Jueves Santo, solo el aserrín multicolor y los artistas de la fe ocupan las calles del centro.

Una imagen poco común: centro de Tegucigalpa despejado, sin bullicio ni comercio informal.

Policías militares resguardan el centro de Tegucigalpa mientras se inicia la elaboración de las alfombras religiosas.

La devoción sustituye al tráfico y al comercio en pleno corazón de Tegucigalpa.

El centro se convierte en un taller a cielo abierto para honrar la Pasión de Cristo.

Feligreses trabajan en paz, sin interrupciones, en medio de una Tegucigalpa desierta.

Colores, fe y silencio dominarán la escena en la avenida Colón del centro histórico.

Una capital diferente: sin vendedores ambulantes y con fieles enfocados en su misión.

El arte religioso toma las calles vacías del centro de Tegucigalpa este Jueves Santo.

Cada rincón del centro histórico refleja respeto y recogimiento previo al Viacrucis.

Desde temprano, la ciudad baja el ritmo para dar paso al fervor de la Semana Santa.