Julio Muñoz, secretario de la CSJ hallado muerto dentro de su carro en Comayagüela
El incidente ocurrió entre la cuarta y quinta avenida del barrio Concepción, donde el vehículo pick-up negro, que era propiedad del abogado
- 16 de septiembre de 2024 a las 00:00
El abogado Julio Muñoz, secretario adjunto del Juzgado de Familia de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), fue encontrado muerto el 16 de septiembre dentro de su vehículo en la quinta avenida, séptima calle del barrio Concepción de Comayagüela.
El pick-up negro, estacionado frente a un taller, contenía dos cuerpos, uno de los cuales ha sido identificado como Julio Muñoz.
La otra persona no ha sido identificada, información preliminar indica que se trataría del guardaespaldas del abogado.
El vehículo estaba con los limpiaparabrisas encendidos y contenía latas de cerveza en su interior, lo que ha generado confusión en torno a las circunstancias del incidente.
La información preliminar indicaba que había sangre cayendo desde el interior del vehículo.
Al llegar la Policía Nacional a la escena, los oficiales observaron que uno de los cuerpos parecía seguir respirando, lo que llevó a la necesidad de romper uno de los vidrios del vehículo para confirmar el fallecimiento.
Dentro del vehículo no se encontraron signos de violencia, por lo que las primeras pericias concluyen que los dos hombres habrían muerto por inhalación de monóxido de carbono.
Los testigos en la zona indicaron que el vehículo llegó al lugar alrededor de las seis de la mañana y que los ocupantes discutieron antes de morir, pero no hubo señales de violencia externa.
Se especula que una tercera persona podría haber estado en el vehículo durante el incidente, aunque su identidad y paradero siguen siendo desconocidos.
La Dirección Policial de Investigaciones (DPI) está al frente de la investigación, que aún no ha revelado claros indicios de intervención de terceros.
Minutos después de que la noticia se difundiera, los familiares de Julio Muñoz llegaron a la escena del crimen visiblemente conmocionados.
Entre llantos y gritos de desesperación, exigían respuestas a las autoridades presentes, mientras intentaban comprender lo sucedido.
La angustia era evidente; algunos de ellos se acercaban al vehículo acordonado por la policía, buscando una explicación a la tragedia.