Visión borrosa y oscurecimiento de la piel: los síntomas de la diabetes mellitus que la mayoría ignora
La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo utiliza la glucosa, su principal fuente de energía. Aunque muchos están familiarizados con los síntomas clásicos, aquí te mostramos algunos que la mayoría ignora.
- 17 de abril de 2025 a las 00:00
Aunque la mayoría de la población está familiarizada con los síntomas clásicos de la diabetes mellitus, otras señales del cuerpo pasan desapercibidas o son confundidas con otros padecimientos, aquí te mostramos algunos que la mayoría ignora.
Uno de los síntomas menos reconocidos es la visión borrosa. Muchas personas atribuyen este problema a la fatiga visual, el uso prolongado de pantallas o a la necesidad de lentes, sin sospechar que puede ser una señal de niveles elevados de azúcar en sangre que afectan temporalmente la función del ojo.
La fatiga persistente también es un síntoma ignorado con frecuencia. Si bien sentirse cansado de vez en cuando es normal, un agotamiento constante, incluso después de dormir bien, puede indicar que el cuerpo no está procesando adecuadamente la glucosa, privando a las células de la energía que necesitan.
Las infecciones recurrentes son otra señal silenciosa de la diabetes. Las personas con esta condición tienen un sistema inmunológico comprometido, lo que las hace más propensas a infecciones urinarias, vaginales, de la piel o de encías. La frecuencia de estas infecciones puede ser una pista importante para sospechar de diabetes.
Los cambios en la piel también pueden ser reveladores. Oscurecimientos en áreas como el cuello, las axilas o las ingles —una condición conocida como acantosis nigricans— suelen pasar inadvertidos o ser considerados problemas estéticos, cuando en realidad son señales de resistencia a la insulina.
El entumecimiento o cosquilleo en manos y pies es otro síntoma comúnmente ignorado. Muchas personas lo asocian con una mala postura o falta de circulación, sin saber que puede ser el inicio de una neuropatía diabética, una complicación que afecta los nervios debido a niveles de glucosa mal controlados.
La irritabilidad y los cambios de humor también pueden tener su origen en la diabetes. Los cambios abruptos en los niveles de azúcar en sangre afectan directamente el sistema nervioso central, provocando desde ansiedad hasta estados de ánimo depresivos, sin que el afectado lo relacione con una causa física.
Una curación lenta de heridas o moretones persistentes es otro signo que muchos pasan por alto. El exceso de glucosa en la sangre daña los vasos sanguíneos y nervios, lo que afecta la capacidad del cuerpo para sanar adecuadamente, convirtiendo pequeñas lesiones en problemas mayores.
El aumento del apetito, incluso después de comer, puede parecer normal en algunas personas activas, pero es un síntoma que merece atención. Cuando el cuerpo no puede utilizar la glucosa correctamente, continúa enviando señales de hambre al cerebro, lo que puede provocar un círculo vicioso de ingesta excesiva sin energía efectiva.
El mal aliento o sabor metálico constante es otra señal poco reconocida. En algunos casos, puede deberse a una condición conocida como cetoacidosis diabética, una complicación grave que ocurre cuando el cuerpo empieza a descomponer grasa como fuente de energía debido a la falta de insulina.
La pérdida de peso inexplicada, a pesar de comer normalmente o incluso en mayor cantidad, también puede ser pasada por alto. Algunas personas lo ven como algo positivo, especialmente si buscaban adelgazar, sin saber que podría ser el resultado de la descomposición de músculo y grasa por la incapacidad del cuerpo para usar la glucosa.
Ante cualquier cambio en nuestro organismo por insignificante que sea no está de más consultar con un experto en la salud.