Sellan su habitación y destruyen su anillo: ¿Por qué los extraños protocolos al morir un papa?
Con la muerte del papa Francisco, se activa un antiguo y solemne protocolo en el corazón del Vaticano. Desde la destrucción de su anillo y sello papal, hasta el sellado de su habitación
- 21 de abril de 2025 a las 17:20

La muerte del papa Francisco ha marcado el inicio de un meticuloso protocolo que la Iglesia católica ha mantenido durante siglos.

A las 07:35 de la mañana, hora local, su fallecimiento fue confirmado oficialmente en su residencia de la Casa Santa Marta, donde vivía desde el inicio de su pontificado, alejándose del tradicional Palacio Apostólico.

El encargado de confirmar la muerte fue el camarlengo del Vaticano, el cardenal Kevin Farrell. Junto a un médico, certificó oficialmente el deceso del pontífice y firmó el acta de defunción.

Como en los casos anteriores, no se realiza autopsia, en respeto a la figura papal y por protocolo establecido por la Santa Sede.

Uno de los actos más simbólicos tras la muerte de un papa es la destrucción del anillo del pescador y del sello de plomo.

Ambos elementos son emblemas de su autoridad y se utilizan para autenticar documentos oficiales. El ritual de su destrucción tiene como objetivo evitar falsificaciones y asegurar que nadie pueda suplantar al pontífice fallecido.

El anillo está aplastado con un martillo de plata por el camarlengo, mientras el sello está igualmente inutilizado. Esta tradición da luz verde al “período de sede vacante”, una etapa crucial en la vida de la Iglesia.

Durante esta sede vacante, la habitación donde vivía el papa se sella. En el caso de Francisco, se trata de su suite en la Casa Santa Marta, no del apartamento papal.

Sellar la habitación tiene como objetivo proteger cualquier documento, objeto personal o correspondencia del pontífice, y garantizar la integridad del proceso sucesorio.

Farrell, como camarlengo, junto a tres cardenales asistentes, organiza el novenario de luto, un período de nueve días de oración y homenaje. Este ritual religioso debe iniciarse entre el cuarto y el sexto día tras la muerte del papa, de acuerdo con las normas eclesiásticas.

Parte de este proceso incluye decidir cuándo será trasladado el cuerpo del papa a la Basílica de San Pedro, donde millas de fieles podrán despedirse en un acto público. En general, el cuerpo permanece expuesto durante varios días antes del funeral solemne.

Después de las exequias, el siguiente paso será la elección de un nuevo papa, a cargo del Colegio Cardenalicio. Este órgano está compuesto por todos los cardenales vivos, aunque solo 135 de ellos, menores de 80 años, tienen derecho a voto.