Icono de la moda y exilio: ¿Quién fue Eugenia de Montijo, la última emperatriz de Francia?
Desde el día de su boda, decidió que no se convertiría en una "esposa trofeo", por lo que inició una labor importante con organizaciones y la política
- Actualizado: 21 de octubre de 2025 a las 15:35
Eugenia de Montijo fue la última emperatriz de Francia, era una seductora, tenía una hermosa belleza y con su cargo ayudó a muchas organizaciones de beneficencia y de la moda. Tenía una gran colección de joyas que remató en su exilio para sobrevivir.
Nació el 5 de mayo de 1826. Fue bautizada con el nombre de María Eugenia Ignacia Agustina de Palafox y Kirkpatrick. Un terremoto en ese momento adelantó el parto de su madre, que se realizó en una tienda de campaña por seguridad. Su padre era hija de un militar y una dama de origen escocés, de quien heredó su cabello rojizo y su piel pálida con pecas.
Era la segunda hija de sus padres, su hermana mayor era María Francisca, a quien le decían "Paca", quien se convirtió en la duquesa de Alba por su matrimonio con Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia.
Eugenia fue enviada a estudiar a Francia e Inglaterra, ambos padres querían un futuro brillante. Por lo que por un amigo de su madre las introdujo en la alta sociedad de la capital francesa.
Eugenia estaba dotada de una extraña belleza, además era refinada, culta e inteligente. Además, se menciona que estaba dotada con un poder de seducción.
El 12 de abril de 1849, en un baile en Francia, atrajo la atención de Luis Napoleón Bonaparte, quien era presidenta de la II República. Quedó flechado por Eugenia de Montijo, pese a ser un conocido mujeriego. La pareja se casó en Notre Dame el 26 de enero de 1853.
Desde el día de su boda, Eugenia de Montijo se propuso no ser una figura decorativa como Emperatriz consorte, por lo que con el primer regalo de 600 mil francos que recibió por su casamiento, los destinó a una fundación de caridad. Esta sería la primera de muchas ayudas.
Después de varios años intentando tener un hijo, incluidos dos abortos, el 16 de marzo de 1856 nació su único hijo, Napoleón Luis. La emperatriz consideró que había cumplido su misión de dar un heredero al trono, por lo que se volvió en la política imperial.
Eugenia era amante de la moda. Incluso demostró su admiración por María Antonieta, lo que la llevó a ganarse la fama de frívola y soberbia. Con el tiempo se convirtió en un ícono de la moda, no por vanidad, sino porque se tomaba su vestuario como una obligación más de su cargo. Además, la pasión por la moda la llevó a promocionar algunos sectores industriales como la joyería, el comercio y el sector textil. Sus acciones fueron de gran importancia que convirtieron a París en un motor de la moda internacional.
Tras la caída del Segundo Imperio en 1870 y la Guerra franco-prusiana, Eugenia se exilió junto a su hijo en Inglaterra. La emperatriz luchó para su hijo recuperara el trono, pero no lo logró, ya que falleció tras ofrecerse como voluntario con las tropas británicas a combatir contra los zulúes y murió el 1 de junio de 1879 en una emboscada.
Eugenia sobrevivió sola por más de 40 años, en su exilio tuvo que subastar sus joyas. Pasó sus últimos años entre Inglaterra y España, donde se refugiaba junto a sus sobrinos, los duques de Alba.
El 11 de julio de 1920 murió de un problema renal a los 103 años. Fue enterrada en la Abadía de San Miguel de Farnborough, Inglaterra, junto a su esposo e hijo.