Mancinelli, sastre que viste a los papas, prepara el traje del próximo pontífice
Raniero Mancinelli, quien vistió a los últimos tres papas, ya trabaja en el traje del próximo pontífice en su sastrería en Roma, para el cónclave
- 05 de mayo de 2025 a las 00:00
A sus 86 años, Raniero Mancinelli es el sastre que ha vestido a los últimos tres pontífices y ya trabaja en el traje del próximo sucesor del papa Francisco. Su emblemática sastrería ubicada en el centro de Roma, se prepara con entusiasmo para el inminente cónclave.
La tienda, llamada "Mancinelli Clero", inaugurada en 1962, es un lugar único en su género. Allí, Mancinelli confecciona a mano los trajes papales en tres tallas diferentes, asegurando que sirvan para cualquier cuerpo, sea quien sea el próximo pontífice. "Estoy preparando tres tallas diferentes, de modo que puedan servir para cualquier cuerpo, sea quien sea el próximo papa", dijo durante una entrevista con EFE.
Con una trayectoria que abarca más de seis décadas, Mancinelli ha vestido a figuras de gran relevancia en la Iglesia, incluyendo a Juan Pablo II y Benedicto XVI. Su taller es un rincón de historia y tradición, donde lo artesanal prevalece en cada puntada y en cada tela seleccionada con cuidado.
Desde su taller, situado en el barrio romano de Borgo Pío, pasan religiosos, eclesiásticos y también curiosos, atraídos por la singularidad de su trabajo. La cercanía a los muros vaticanos hace que su día a día esté marcado por la preparación para los eventos religiosos más importantes del Vaticano.
El próximo cónclave, que comienza el 7 de mayo con la participación de 133 cardenales, mantiene la tienda llena. Los purpurados acuden en busca de nuevas vestimentas o para renovar las existentes, en una cita que para ellos es de suma importancia en la historia de la Iglesia.
"Muchas peticiones, no sabría decirte cuánto ha aumentado, pero mucho movimiento de sacerdotes y cardenales, incluso de peregrinos que quieren algún recuerdo", explica Mancinelli con orgullo. La demanda crece a medida que se acerca la elección del nuevo papa.
Para el cónclave, los cardenales necesitan ropa nueva: algunos buscan la faja, otros el solideo (gorro), o la parte del cuello. La tienda se convierte en un centro de preparación, donde cada detalle cuenta para lucir en la histórica ceremonia.
El negocio familiar vive días intensos. La familia Mancinelli, compuesta por el abuelo, su hija y su nieto, atiende sin descanso a los religiosos que se prueban las prendas y ajustan detalles en el espejo. La tradición y el oficio se transmiten de generación en generación.
Además de la ropa litúrgica, la tienda recibe peregrinos que buscan recuerdos como rosarios y cruces. Roma, en plena celebración del Jubileo de la Esperanza, espera la llegada de hasta 30 millones de visitantes, quienes dejan su huella en cada rincón de la ciudad.
Mancinelli, con la cinta métrica al cuello y las agujas en el bolsillo, se mueve con pasión y energía. Cada cliente recibe su atención con mimo, midiendo, cortando y probando telas con rapidez y precisión, en un ritmo que refleja su amor por el oficio.
A pesar de estar en la recta final de su carrera, no olvida a Francisco. "Era muy sencillo, se contentaba con facilidad porque no quería cosas muy refinadas", comenta sobre su relación con el pontífice actual. La sencillez y la alegría caracterizaban a quien se convirtió en uno de sus clientes más queridos.
"Modesto y muy alegre. Las pocas veces que le he visto, he tenido una grandísima relación con él. Conmigo era jovial y sonriente y tenía mucho gusto", recuerda Mancinelli con afecto. Su historia con los papas refleja la cercanía y el respeto que el modisto siente por la figura del pontífice. Mientras la expectativa por la elección del nuevo papa crece en Roma, Mancinelli continúa trabajando para vestir a quien será el próximo líder espiritual del mundo.