Dos hondureños de alta peligrosidad están detenidos en Alligator Alcatraz en espera de ser deportados
Los hondureños, uno de ellos supuesto miembro de la MS-13, son considerados de alta peligrosidad por el gobierno de Trump y a la espera de su deportación
- 15 de julio de 2025 a las 00:00
Dos hondureños, considerados de alta peligrosidad, permanecen recluidos en la cárcel para migrantes Alligator Alcatraz en Florida, en la espera de su deportación.
Según detalló el fiscal general de Florida, James Uthmeier, en la cárcel rodeada por cocodrilos están los migrantes más peligrosos del país, entre ellos los dos hondureños, un guatemalteco, cubano y un venezolano.
El fiscal detalló los antecedentes penales de los detenidos, entre los que destacó a los hondureños José Fortín y Óscar "Satanás" Sánchez, miembro de la Mara Salvatrucha (MS-13).
En ese sentido, explicó que a José Fortín lo condenaron por asesinato en segundo grado en el condado de Miami-Dade, en el estado de Florida, en un crimen que, según registros judiciales, ocurrió tras una riña que terminó con un disparo fatal.
Fortín fue sentencia a más de 25 años de prisión, tras cumplir una parte de su condena, lo trasladaron a este nuevo centro de alta seguridad mientras se define su proceso de deportación.
Mientras que Óscar "Satanás" Sánchez, quien presuntamente es integrante de la MS-13, fue condenado en Nueva York.
"Satanás" fue acusado de conspirar para asesinar, cometer agresiones y por delitos asociados a la ley RICO, usada para combatir el crimen organizado.
El expediente de este hondureño describe sus actos violentos, por lo que lo convirtió en uno de los casos más emblemáticos del discurso que apunta a los migrantes como amenazas.
El centro también alberga a otros reclusos de alto perfil como Luis Donald Corado, guatemalteco condenado por robo y voyerismo. Además de Wilfredo Alberto Lazama García, venezolano buscado por asesinato y fraude; y Eddy López Jemot, cubano acusado de degollar a una anciana en Florida y luego incendiar su vivienda.
Alligator Alcatraz, la cárcel donde están los hondureños considerados de alta peligrosidad, no solo es promocionada por el gobierno de Trump como una solución de seguridad, sino también como un símbolo político.