El cambio físico del papa Francisco: de líder enérgico a paciente frágil
El papa Francisco enfrenta una grave crisis de salud que resalta su fragilidad a los 88 años. Su estado es complejo, pero presenta signos de mejoría
- 21 de febrero de 2025 a las 00:00
Desde su elección como papa en marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio, más conocido como el Papa Francisco, ha sido una figura emblemática. Sin embargo, en los últimos días ha causado preocupación entre los fieles por su estado de salud, convirtiéndolo en un paciente frágil.
El pasado viernes, el doctor Sergio Alfieri, del hospital Gemelli de Roma, dio a conocer la delicada situación de salud del Papa.
A sus 88 años, Francisco se enfrenta a una infección polimicrobiológica que ha derivado en una neumonía bilateral. Aunque los médicos aseguran que no corre peligro su vida, la realidad es que su estado es grave y requiere de un tratamiento prolongado.
Desde su ingreso al hospital, hace una semana, el cuadro clínico del Papa ha sido calificado como “complejo”.
Los especialistas han enfatizado que, aunque está respondiendo bien al tratamiento, su condición de “paciente frágil” se debe a problemas respiratorios preexistentes, como bronquiectasia y bronquitis asmática crónica.
A pesar de las adversidades, la actitud del Papa Francisco sigue siendo positiva. Según los informes médicos, ha mantenido su buen humor e incluso ha asistido a la capilla del hospital para rezar.
La situación del pontífice ha generado una mezcla de preocupación y esperanza entre sus seguidores.
Aunque está en un tratamiento intensivo, los médicos han reportado que Francisco ha mostrado ligeras mejorías. Sin embargo, su ingreso hospitalario ha sacado a la luz la fragilidad de un líder que, hasta hace poco, era visto como un símbolo de energía y vitalidad.
La historia de Francisco es una de superación y servicio. Desde su elección como el primer Papa jesuita, ha trabajado incansablemente para abordar temas sociales, ecología y paz.
Su deseo de ser un “papa de los pobres” ha resonado en todo el mundo, y su figura ha sido un faro de esperanza para millones.
Sin embargo, la realidad de su salud ha puesto de manifiesto su vulnerabilidad.
Los médicos del Vaticano han confirmado que, aunque no necesita respiración asistida, se le proporciona oxígeno adicional cuando es necesario.