Tras 26 años del Mitch, hondureños recuerdan con flores a sus familiares desaparecidos en Choluteca
Han pasado más de dos décadas desde aquel hecho que marcó el país: el huracán Mitch, pero sus familiares nunca olvidan a los seres queridos desparecidos ese día
- 30 de octubre de 2024 a las 00:00
El 22 de octubre de 1998, Honduras sufrió severos daños tras unos de los desastres naturales más catastróficos hasta el momento: el huracán Mitch. Hoy, Choluteca, en conmemoración a los desaparecidos, esparció flores de colores desde el conocido puente de la ciudad.
El Mitch llegó a alcanzar vientos de hasta 340 kilómetros por horas, dejando a miles de damnificados, siendo la zona sur una de las más afectadas.
Este fenómeno se formó en el oeste del mar Caribe y después de responder a condiciones extremadamente favorables, se fortaleció rápidamente hasta alcanzar la categoría 5.
En Tegucigalpa, capital de Honduras, un gran deslizamiento de tierra afectó a tres barrios y formó una presa temporal. En todo el país, hubo al menos 7,000 muertes, algunas reportadas en cada departamento.
En Choluteca, por ejemplo, según lo mencionó su alcalde, Quintín Soriano, más de 72 personas fueron reportadas como desaparecidas. En conmemoración al aniversario número 26 de lo ocurrido y en recuerdo de los desaparecidos, habitantes del lugar se han reunido para dejarles flores.
“No es fácil contar la historia y peor la que nosotros vivimos, nos trae muchos recuerdos, pero Dios es bondadoso porque nos permitió salir adelante después de quedar entre arena y piedra”, mencionó el exalcalde de este municipio del departamento de Choluteca, en el sur del país, Ramón Adalberto Espinal.
Asimismo, recordó que el 31 de octubre, un día después de que Morolica quedó sepultada entre toneladas de lodo, arena, piedras, troncos de árboles y todo tipo de basura, viajó a pie Tegucigalpa en busca de ayuda para su gente.
“Estos recuerdos siempre se mantienen, es difícil borrar de la mente a muchas personas que vivíamos (en el pueblo), nunca voy a olvidar a aquella gente que lloraba por la pérdida de su pueblo, la gente que estaba al otro lado (del río), las familias que pedían auxilio”, lamentó.
Al observar la destrucción de Morolica por las aguas desbordadas de los ríos Texiguat y Grande o Choluteca, fueron los momentos más duros de su vida, explicó.
Añadió que con el esfuerzo de sus ciudadanos y la solidaridad internacional, la Nueva Morolica “se levantó de las cenizas” y hoy es una comunidad de más de 400 viviendas construidas por sus 6,500 habitantes, con bloques de cemento.
En su mente pasaron las imágenes donde familias estaban de brazos cruzados, sin comer, sin leche para sus bebés y ancianos sufriendo en las calles.
“La gente quedó sin nada, en la calle, no tenía nada para levantarse, pero el tiempo y la fuerza de Dios nos motivó y dijimos al mundo, necesitamos de ustedes para levantarnos”, finalizó.