Taylor Swift: los lujosos regalos de cumpleaños con los que su novio la sorprendió
Travis Kelce celebró el cumpleaños 35 de Taylor Swift con un derroche millonario entre flores, joyas y relojes. ¿Cuánto dinero gastó en los obsequios?
- 16 de diciembre de 2024 a las 00:00

El amor entre Travis Kelce y Taylor Swift quedó demostrado una vez más, ahora con un gesto que no escatimó en lujo ni simbolismo para el cumpleaños 35 de la estrella del pop.

El jugador de los Kansas City Chiefs sorprendió a la cantante con un derroche de regalos valorado en más de $150,000, de acuerdo con información publicada por The Sun.

Uno de los detalles más destacados de esta celebración fue un arreglo floral dividido en 35 ramos, uno por cada año de vida de la intérprete.

Estas flores fueron adquiridas en The Million Roses, una empresa especializada en diseños de lujo, por un costo total de $19,325.

Pero el derroche no se detuvo ahí, según el mismo medio, Kelce también invirtió en una selección de joyas y relojes de firmas prestigiosas como Tiffany & Co., Rolex y Van Cleef & Arpels, alcanzando la cifra de $155,200.

Sobre los motivos detrás de estos lujosos presentes, un amigo cercano de la pareja reveló a The Sun que “los 35 años de Taylor son un cumpleaños muy importante y Travis quería que fuera algo realmente especial. Se preparó durante algún tiempo para este momento, sabiendo lo importante que era”.

El informante también destacó que este cumpleaños marca un momento significativo en la relación, dado que la histórica gira de Swift, The Eras Tour, ha concluido, permitiéndoles disfrutar de más tiempo juntos y vivir “el comienzo de muchas celebraciones”.

Además, la fuente comentó que la Navidad y el fin de año también jugarán un papel clave en las próximas sorpresas de Kelce.

Por lo que más allá de las cifras, estos detalles ponen en evidencia cómo la pareja celebra sus momentos importantes, rodeados además, por el apoyo de sus familiares.

La artista que ha vendido más de 150 millones de discos, nació un 13 de diciembre de 1989 en West Reading, Pensilvania, y tuvo una infancia feliz, que discurrió muchas horas, como en un cuento, en la granja de abetos de Navidad de su familia cerca de Wyomissing.