Salma Hayek: De México a Hollywood, una vida entre el cine, la moda y la filantropía
La actriz mexicana Salma Hayek cumple 59 años el próximo 2 de septiembre y lo hace convertida en una de las figuras latinoamericanas más influyentes de Hollywood
- 28 de agosto de 2025 a las 10:53
Salma Hayek nació en Coatzacoalcos (Veracruz, México). Hija de Sami Hayek, empresario de ascendencia libanesa, y de Diana Jiménez, cantante de ópera mexicana, creció en un entorno familiar donde convivían el rigor empresarial y la sensibilidad artística. Una dualidad, entre lo pragmático y lo creativo que ha sido una constante en su vida.
Su infancia transcurrió en un ambiente privilegiado, pero también marcado por cierta inconformidad: desde muy pequeña mostró inclinación por el espectáculo y la interpretación, lo que llevó a sus padres a enviarla a un colegio católico en Luisiana, Estados Unidos, con la intención de ofrecerle disciplina académica.
La experiencia, sin embargo, no fue fácil; fue diagnosticada con dislexia, lo que dificultó su adaptación en un entorno angloparlante. Años después reconocería que esa condición, lejos de limitarla, le ayudó a desarrollar métodos propios de estudio y a reforzar su perseverancia.
De regreso a México estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México, aunque pronto los abandonó para dedicarse a la actuación. Su primer contacto con la escena fue en el teatro, en producciones locales que despertaron la atención de la televisión mexicana.
El gran salto lo dio en 1989, cuando protagonizó la telenovela "Teresa", un éxito nacional que la convirtió en rostro popular en todo el país. A pesar del reconocimiento en México, su ambición la empujó a buscar un espacio más amplio.
En 1991 decidió mudarse a Los Ángeles, una decisión que marcaría el inicio de una etapa difícil: apenas hablaba inglés, carecía de contactos en la industria y se enfrentaba al peso de los estereotipos sobre los actores latinos en Hollywood.
Con el tiempo, su acento —que muchos productores le sugirieron eliminar— se transformó en parte de su sello personal y en símbolo de resistencia a la homogeneización cultural.
El paso a Hollywood llegó de la mano de Robert Rodríguez: "Desperado" (1995) y el fenómeno de culto From Dusk Till Dawn (1996) consolidaron su presencia en la industria.
Si hay un título que vertebra su legado es "Frida" (2002), biografía artística y emocional de Frida Kahlo que Hayek protagonizó y empujó como proyecto personal. Además de articular una mirada propia sobre el mito, la película le valió la nominación al Oscar a Mejor actriz y abrió un camino para relatos encabezados por latinas en la gran industria.
Tras "Frida", alternó comedia, acción y drama con títulos de amplio alcance. En los últimos años destacan Eternals (2021), dentro del universo Marvel, donde encarna a Ajak; House of Gucci (2021), con Ridley Scott; la voz de Kitty Softpaws en Puss in Boots: The Last Wish (2022), y Magic Mike’s Last Dance (2023).
La dimensión empresarial de Hayek es menos visible que su alfombra roja, pero más constante. Con su compañía Ventanarosa impulsó la adaptación de Ugly Betty (2006-2010), serie que ganó el Globo de Oro a Mejor comedia en 2007 y situó a una protagonista latina en horario central estadounidense.
La actriz participó además como productora ejecutiva de Ugly Betty, un dato que muestra su capacidad para usar el prestigio de su nombre en favor de proyectos con proyección internacional. En la última década, su foco como productora se ha orientado a historias en español con ambición global, como "Monarca" en Netflix.
En el plano personal, está casada desde 2009 con el empresario multimillonario francés François-Henri Pinault y es madre de Valentina Paloma (nacida en 2007). En lo público, su papel más visible en los últimos años no está solo en los estrenos, sino en la institucionalización de su filantropía.
Bajo el paraguas de la Kering Foundation, impulsa el Caring for Women, una gala de recaudación de alto perfil con foco en proyectos contra la violencia de género que la prensa económica ha equiparado, por ambición y convocatoria, a las grandes citas benéficas de la moda y el cine.
A las puertas de los 59, Hayek transita una etapa de madurez que combina títulos comerciales y proyectos con punto de vista, sumada a una agenda productora que empuja la presencia latina en relatos globales, esto sugiere que su influencia se mide hoy tanto por lo que interpreta como por lo que consigue que exista.