Amalia Damonte, el gran amor fallido del papa Francisco: "Si no me caso con vos, me hago cura"
Antes de entregarse por completo a la iglesia, el papa Francisco quiso vivir una historia de amor romántico con Amalia Damonte, una jovencita que marcó su destino
- 21 de abril de 2025 a las 14:51

Antes de convertirse en el líder espiritual de millones, el papa Francisco fue simplemente un adolescente argentino que se enamoró a profundidad de Amalia Damonte, su gran amor fallido.

Ambos crecieron en el barrio de Flores, en Buenos Aires, donde compartieron juegos, bailes y una sensibilidad común por aquellos que tenían poco.

“Jugábamos en las aceras o en los parques de la zona, bailábamos... algo muy lindo”, relató Damonte años después a medios locales.

No se trataba de un afecto pasajero; la conexión, dijo, iba más allá de lo físico o la edad. “Éramos muy humildes, amábamos a los pobres... En eso éramos almas gemelas", explicó.

A los doce años, el joven Bergoglio se armó de valor y le escribió una carta. No era cualquier misiva. Dentro, había un dibujo de una casa: “una casita que tenía techo rojo, blanca abajo”, según describió ella.

“Esta casita es la que te voy a comprar cuando nos casemos”, decía. Pero aquella carta no terminaba ahí. Contenía también la frase que trazó el destino del futuro papa: “Si no me caso con vos, me hago cura”.

El desenlace no fue dictado por los sentimientos de los niños, sino por la autoridad de los adultos. “Mi mamá descubrió la carta y me dio una paliza. Le pedí que no me viese más... cosas de chicos”, confesó Damonte.

Sus padres se opusieron rotundamente a la relación, y el vínculo entre ambos se cortó de raíz. Bergoglio, como lo prometió, entró al seminario, donde su porvenir espiritual quedó sellado.

Décadas después, el mundo lo conocería como el papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano de la historia. Pero para Damonte, nunca dejó de ser ese joven sensato, sencillo y sensible que conoció en su niñez. “Era grande, maduro, una maravilla de muchacho”, recordó.

Con el paso del tiempo, no se perdieron por completo. Aunque eligieron caminos distintos —él al Vaticano y ella a una vida familiar en Argentina—, mantuvieron cierta correspondencia. Hoy, tras el fallecimiento del papa Francisco a los 88 años en su residencia de Santa Marta, Damonte aún no ha emitido ninguna declaración.