El origen oculto de "Halloween" y el niño real que inspiró el film de Michael Myers
Una visita a un hospital psiquiátrico y una máscara de Star Trek marcaron el nacimiento del monstruo más temido del cine moderno
- Actualizado: 25 de octubre de 2025 a las 10:01
Pocas películas logran renacer cada octubre con la misma fuerza que "Halloween", ese clásico que inmortalizó a un asesino enmascarado de pasos lentos y mirada vacía. Detrás de su aparente ficción se oculta una historia más perturbadora que la propia trama, gestada en los años universitarios de su creador, John Carpenter.
El cineasta, junto a la guionista Debra Hill, escribió la cinta en apenas tres semanas. Ambos coincidieron en que la idea central era retratar al mal absoluto. “La idea era que no se podía matar al mal”, recordó Hill en el documental Halloween: A Cut Above the Rest (2003). Ella misma explicó que retomaron la antigua noción de Samhain, esa noche en la que las almas vagaban libres entre los vivos.
Carpenter confirmó años después a The Guardian que su propósito era capturar “la esencia del miedo primario”. Según el director, todo surgió tras una visita a un hospital psiquiátrico mientras estudiaba en la Universidad de Western Kentucky. Allí conoció a un niño de unos doce años cuya mirada lo dejó helado. “Tenía una mirada... realmente malvada. Fue lo más espeluznante que había visto en mi vida”, recordó. Esa experiencia quedó plasmada en la descripción del doctor Sam Loomis sobre el joven Myers: “Los ojos más negros. Los ojos del diablo”.
El nombre del asesino no fue casualidad. Hill reveló que provenía de un conocido real del director, un distribuidor británico que había apoyado su filme Assault on Precinct 13. “Sentí que le debía algo”, admitió Carpenter, “así que lo usé como homenaje”.
Lejos de ser un monstruo con explicación sobrenatural, Michael Myers fue concebido como una fuerza que simplemente existe, sin origen ni motivo. “Pensé que sería buena idea elevarlo a un estatus mítico”, explicó Carpenter en A Cut Above the Rest. “Hacerlo humano, sí, pero casi como una fuerza que nunca se detiene”. Esa idea tomó inspiración del robot implacable de Yul Brynner en Westworld, figura que el cineasta consideró un modelo perfecto del enemigo indestructible.
La famosa máscara blanca surgió por accidente. El diseñador Tommy Lee Wallace encontró una del Capitán Kirk de Star Trek y otra de payaso en una tienda de Hollywood Boulevard. Carpenter eligió la primera. Tras ser pintada y modificada, se convirtió en el rostro sin expresión más icónico del séptimo arte.
Otros detalles del filme también nacieron de la vida personal de sus creadores. El personaje de Laurie Strode tomó su nombre de una exnovia de Carpenter, mientras Hill aportó su propia experiencia como niñera para delinear su carácter. Incluso el nombre del ficticio Haddonfield, Illinois, provino del pueblo natal de Hill, en Nueva Jersey, donde “todo el mundo se conoce y los rumores se vuelven leyendas”.
Aunque la casa Myers fue trasladada en 1987 a otra dirección en South Pasadena, aún se conserva como símbolo tangible de aquel universo. Su imagen, cargada de silencio y penumbra, evoca el miedo ancestral que Carpenter quiso retratar.
Hasta hoy, el nombre del paciente que inspiró a Michael Myers permanece oculto. El director nunca reveló quién fue aquel joven, pero su recuerdo sigue vivo en cada respiración tras la máscara.
Ese niño desconocido se transformó, sin saberlo, en la personificación del mal que cada Halloween vuelve a despertar.