El romanticismo puro de Los Galos en Tegucigalpa, en imágenes
Ante un público enfervorizado, maduro y en su mayoría femenino, Los Galos, con su sonido inconfundible y aquellas canciones interpretadas con hondo sentimiento —capaces de evocar épocas más pausadas y sensibles—, se presentaron ayer en Tegucigalpa
- 10 de mayo de 2025 a las 07:28

Ayer, la agrupación chilena Los Galos ofreció un concierto que evocó memorias profundas y reafirmó la vigencia de su legado en la música romántica latinoamericana.

El concierto, titulado “Nuestro tiempo”, tuvo lugar en Radiohouse Casa Campo, ante un público mayoritariamente adulto, con fuerte presencia femenina, que acudió en busca de las melodías que marcaron una época.

Precedido por la presentación del cantante hondureño César Reyes, el recital comenzó pasadas las 10:00 p. m. con el tema “Él o yo”, dando paso a una sucesión de interpretaciones cargadas de matices emotivos.


A lo largo de la noche, se escucharon canciones emblemáticas como “Cómo deseo ser tu amor”, “Lloré”, “Entrega total” y “Por temor”, entre otras, todas recibidas con aplausos sostenidos y una atención respetuosa por parte de los asistentes.



Los Galos, con su característico estilo que fusiona bolero, balada pop y arreglos instrumentales sofisticados, ofrecieron un repertorio sólido y fiel a su esencia

La ejecución vocal se mantuvo cuidadosa, con especial atención al fraseo expresivo, al equilibrio de las armonías y a la claridad de la interpretación.


Las canciones abordaron temáticas de amor, pérdida, anhelo y reconciliación, manteniéndose fieles al carácter intimista que siempre ha definido al grupo.


El evento culminó con una expresión de agradecimiento por parte de la banda: un “¡Gracias, Honduras!” pronunciado desde el escenario con una mezcla de gratitud y reconocimiento


Fue una noche marcada por la memoria afectiva de la audiencia y por la confirmación de que la música de Los Galos conserva su lugar en el panorama cultural latinoamericano.


En esta galería, presentamos una selección de imágenes que capturan la atmósfera del concierto: miradas atentas, silencios significativos, y momentos compartidos entre artistas y espectadores que dan cuenta del peso emocional y cultural de una agrupación que ha sabido trascender generaciones.



