La desaparición de Amy Bradley: claves para entender la serie documental de Netflix
Amy, una joven, de apenas 23 años, desapareció en 1998 del crucero Rhapsody of the Seas y desde entonces nadie sabe nada de ella. Aquí algunas claves para entender la serie documental con la que Netflix reabre el caso.
- 30 de julio de 2025 a las 00:00
Amy Bradley, una joven, de apenas 23 años, desapareció en 1998 del crucero Rhapsody of the Seas y desde entonces nadie sabe nada de ella. Netflix lanzó una serie documental que reabre las heridas de la familia y busca brindar nuevos detalles de los hechos.
Los hechos ocurrieron la madrugada del 24 de marzo de 1998. El barco navegaba rumbo a Curaçao, y Amy fue vista por última vez en el balcón de su camarote entre las 5:30 a. m. y las 6:00 a. m.
Su padre, Ron Bradley, la observó dormida en una silla del balcón alrededor de las 5:30 a. m., pero al despertar nuevamente a las 6:00 a. m., Amy había desaparecido junto con sus cigarrillos y encendedor, mientras que sus sandalias permanecían en el camarote.
La tripulación del crucero tardó en actuar: los Bradley solicitaron que no se permitiera que nadie bajara del barco, pero el pasaje continuó desembarcando en Curaçao pese a esa petición. Esto generó sospechas de negligencia o incluso encubrimiento por parte de la línea de crucero.
Las autoridades internacionales, incluidas la Guardia Costera de los Países Bajos en las Antillas Neerlandesas, realizaron una búsqueda aérea y por mar durante cuatro días sin encontrar rastro alguno de Amy. Royal Caribbean también rentó una embarcación privada para continuar la búsqueda sin resultados.
Desde el inicio, las hipótesis de accidente o suicidio fueron desmontadas: Amy era nadadora experta y no había señales físicas que respaldaran esas teorías. Su familia siempre sospechó que pudo haber sido secuestrada o víctima de tráfico sexual.
A lo largo de los años, surgieron múltiples avistamientos no confirmados: en agosto de 1998, dos turistas canadienses aseguraron haber visto a una mujer con tatuajes idénticos a los de Amy en una playa de Curaçao. En 1999, un miembro de la Marina de EE. UU. comentó que una mujer en un burdel en Curaçao se presentó como Amy y solicitó ayuda.
En 2005, una testigo llamada Judy Maurer relató haber encontrado a una mujer en un baño de Barbados que afirmó llamarse Amy y ser de Virginia antes de ser obligada a salir con un grupo de hombres. También ese año, la familia recibió fotos de una mujer conocida como “Jas” que se parecía mucho a Amy, aunque no pudieron confirmarse como verídicas.
En 1999, un estafador llamado Frank Jones se hizo pasar por exmiembro de equipos de rescate militares y convenció a la familia de Amy de que podía rescatarla. Los Bradleys pagaron unos 210,000 USD, pero resultó ser una estafa. Jones fue procesado por fraude y condenado en 2002.
Amy fue declarada legalmente muerta en 2010, aunque sin recuperarse su cuerpo. El caso continúa abierto en el FBI, que ofrece una recompensa de hasta 25,000 USD por información que conduzca a hallar sus restos o enjuiciar a los responsables.