Bioserie de "Chespirito" revela el 'lado oscuro' del viaje a Acapulco en "El Chavo del 8"
La nueva serie de "Chespirito" expone conflictos reales detrás del especial de Acapulco de "El Chavo del 8". ¿Rivalidades, infidelidades y decisiones clave? Aquí se lo contamos
- 14 de junio de 2025 a las 16:13

Cuando "El chavo del 8" dejó el patio para instalarse frente al mar en su icónico viaje a Acapulco, la audiencia lo celebró como un momento glorioso. Sin embargo, detrás de esa imagen idílica se tejían tensiones y quiebres que hoy, casi medio siglo después, comienzan a salir a la luz gracias a la serie "Chespirito: sin querer queriendo". A continuación, los detalles.

Emitida por Max, esta producción biográfica alterna el origen del genio creativo de Roberto Gómez Bolaños en 1959 con el apogeo del fenómeno televisivo en 1978.

En su segundo episodio, se adentra en el capítulo que marcó la cima —y al mismo tiempo el inicio de la fractura— del elenco de "El chavo del 8".

El viaje a Acapulco, que el público interpretó como una recompensa para sus personajes favoritos, se gestó con un propósito más pragmático: publicitar el hotel del entonces dueño de Televisa, Emilio Azcárraga Milmo. La producción implicó una logística compleja, pero también desató un desafío emocional para el equipo.

La serie muestra a Gómez Bolaños intentando rescatar su matrimonio con Graciela Fernández. Pero la presencia de Margarita Ruiz —personaje inspirado en Florinda Meza— dinamita sus intenciones. Mientras tanto, Ruiz mantiene una relación formal con el director de cámaras del programa, Enrique Segoviano, y Gómez Bolaños es padre de cinco hijos.

Una carta anónima, que Gómez Bolaños cree escrita por Ruiz pero que en realidad es obra de sus propios hijos, "marcó el inicio de una relación que posteriormente se haría pública y muy comentada”, revela el episodio.

A este triángulo emocional se suma otro foco de tensión: Carlos Villagrán, o más bien su alter ego en la serie, Marcos Barragán (interpretado por el actor Juan Lecanda), quien manifiesta su inconformidad con el rumbo del programa.

“Es que no me dejan brillar”, se queja, intentando convencer a Ramón Valdés (Miguel Islas) de abandonar el proyecto.

Ni Villagrán ni Florinda Meza autorizaron el uso de sus nombres reales, por lo que la serie recurre a figuras ficticias para retratar los hechos. Esta decisión legal permite a los guionistas abordar episodios clave sin entrar en litigios.

El viaje a Acapulco fue, para millones, un episodio inolvidable; para el equipo detrás de cámaras, una etapa de quiebre profesional y personal, al menos según lo que expone la serie.