Alarma

Honduras vive la época más mortal de los últimos 11 años por el covid-19

En el país no se había experimentado un tiempo con tantos muertos como en la pandemia, ni durante el espiral de violencia de 2011 y 2012. En 2020 fallecieron casi 32,000 y 2021 apunta a superar la cifra   

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Imagina tener un padre excepcional. Un superhombre con un lenguaje libre de mentiras e inmune al rencor. Un evangelizador de calle y sin hora, con Biblia en mano presto a citar -y sacudirte con- versículos. En el bus, en el taxi colectivo y en el trabajo; hasta en Facebook durante la cuarentena.

Un padre que descubre el amor de su hijo por los trazos y colores y, en lugar de reprimirlo, lo convierte en artista. O que se queda, como primer admirador declarado de su voz, en la puerta de la habitación hasta que su hija termina de cantar.

Imagina tener un padre así... y no poder mostrárselo a nadie.

No quieres enseñar su foto. No puedes, porque falleció de covid-19. Una muerte en lo peor de la emergencia, cuando era otra lepra. Y todos -los vecinos y quienes creíste amigos- lo juzgaron por morir. No quieres exponerlo. No. Solo recordarlo.

Así la pandemia se ha llevado a los nuestros en los últimos dos años. Y como nunca antes, a juzgar por las cifras recopiladas por la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus.

Un análisis de este equipo, a la base de datos del Registro Nacional de las Personas (RNP) por medio de una solicitud de información, muestra que Honduras experimenta la época con la mayor cantidad de fallecidos de los últimos 11 años y todo apunta al virus SARS-CoV-2 como culpable.

La investigación también muestra que los muertos por la enfermedad probablemente son miles de más que los registros oficiales. Este medio encontró que había una diferencia de al menos 1,700 decesos más en la base del RNP con respecto a los reportes del órgano a cargo de la pandemia en el país.

Solo en 2020, año de la explosión de la pandemia, murieron 31,956 personas en Honduras, indican los registros.

2020, un año mortal

Cuando Sofía (nombre ficticio) perdió a su padre, el día apagó sus colores; normalmente cuando uno de los tuyos parte hay una ceremonia solemne del dolor y de despedida. Un par de horas de lágrimas, velas altas y delgadas alrededor del ataúd, velas cortas y gruesas sobre el féretro o el suelo; flores variadas -principalmente rosas, claveles y margaritas- puestas en coronas, ramos o centros.

La gente platica y llora. Se culpa y llora. Reza y llora. Se enfada y llora. Luego el último adiós en el entierro, aquí la gente rompe en llanto, llorar es poco.

Sin embargo, Sofía tuvo que despedirse sin vela, sin flores, sin rezos y, a veces, no había tiempo para llorar. Como su progenitor falleció un viernes, un 12 de junio, durante un toque de queda, las funerarias trabajaban a medio vapor.

Solo recibieron el féretro y ella, su esposo y su hermano se encargaron del resto. No había nadie más. Cada uno agarró una pala y lanzaron bultos de tierra hasta que su amado padre estuviera varios metros debajo de la tierra, descansando en paz.

Estas escenas se repitieron por montón en 2020, un año con récord de fallecidos en el período 2010-2011.

Para tratar de dimensionar el impacto de la pandemia, este rotativo decidió analizar las muertes contabilizadas en el Registro Nacional de las Personas, en lugar de las estadísticas del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo (Sinager), la institución encargada de informar sobre la evolución de la pandemia. Estas cifras despiertan dudas en expertos y la población en general.

EL HERALDO Plus obtuvo los reportes de defunciones inscritas en el registro civil de Honduras entre e l 1 de enero de 2010 al 19 de septiembre de 2021 a través de la solicitud de información SOL-RNP-230-2021.

En Honduras se da la particularidad que el fallecimiento no un es registro que se reporta de forma activa por la institución del Estado, sino que depende en gran parte del papeleo de la familia del difunto.

Un hospital y la morgue expiden una notificación de defunción a los parientes, pero en última instancia la gente debe apersonarse a las oficinas del RNP para obtener un acta de defunción. Entre la muerte y su reporte pueden pasar días, semanas, años y décadas.

Esa es la razón por la cual este medio solo incluyó en el análisis la fecha de muerte de los fallecidos, más no su fecha de inscripción, porque al 2020 se estaban registrando decesos que habían ocurrido hace más de dos, cinco o diez años.

De esta forma se obtuvieron casi 330,000 registros de muertes entre 2010 y septiembre de 2021.

Con una notable diferencia, 2020 se lleva el título del año con más decesos (recordemos: casi 32,000). La Unidad de Datos de EL HERALDO lo atribuye directamente a la pandemia del covid-19, porque los gráficos coinciden con los picos de decesos ocurridos en ese año.

'El crecimiento de muertes en 2020 es solo la muestra de que ha sido fallida la gestión, de que no ha habido una buena estrategia por parte de las autoridades en contra del virus', reprocha el analista Arnulfo Castellanos.

Ese número está muy por arriba a lo vivido, incluso, en 2011 y 2012, cuando Honduras ostentó el nada querido título del país más violento del mundo por su elevada tasa de homicidios de 86 muertes violentas por cada 100,000 habitantes.

La llegada de la vacuna no parece, al menos aquí, doblegar esa curva de fallecimientos. Hasta los registros preliminares del 19 de septiembre se contabilizan 25,929 decesos este año y todo parece apuntar a que se superará lo de 2020.

Vea: ¿Cuál es la cifra real de muertos por coronavirus en Honduras?

Una estrategia fallida

¿El covid-19 es el culpable? Los datos no dan cabida a dudas, ni pequeñas, que sí. Para medir el impacto real, la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus comparó el promedio de muertes semanales en Honduras de 2010 a 2019 con lo reportado semana a semana en 2020.

Conclusión rápida de ese análisis: estar encerrados de marzo a mayo desplomó los decesos en el país a niveles bajísimos, no experimentados en este período.

Aunque Honduras es una nación subdesarrollada, los expertos reprochan que las autoridades tuvieron tiempo de ver el espejo de China, Italia y España para tomar medidas oportunas.

'Vimos cómo el coronavirus afectó a Asia y Europa antes que a nosotros y ni así el gobierno tomó acciones preventivas, no se preparó en nada', argumentó Castellanos

Después de mayo, el gobierno dejó el toque de queda como una medida de decreto, más no en la práctica. Con la gente de regreso poco a poco en la calle, el extremo opuesto, con picos de muertos disparados que casi alcanzan los mil por semana.

“Existió un grave error de gestión inicial de no ponerse las pilas y esto ha provocado estar en la situación en la que estamos”, opinó el científico Marco Tulio Medina, quien ha sido enlace con la OMS para ensayos clínicos para tratamientos médicos contra el covid-19 y fue vital para establecer acercamientos para la compra de la vacuna rusa Sputnik V.



Pese a las cifras y el consenso unánime de expertos sobre el manejo terrible de la crisis (un resumen exprés: estafa de hospitales móviles, compras sobrevaloradas, pruebas PCR que se dañaron, avalancha de muertos, etc), desde el gobierno ven una respuesta que vino de menos a más.

'La Secretaría de Salud en su gestión para el abordaje del covid-19 es satisfactoria porque no había capacidad para diagnosticar casos de la enfermedad, no había en ningún país de Centroamérica', valoró Homer Mejía, coordinador de Enfermedades Transmisibles y no Transmisibles de la Secretaría de Salud.

Mejía basa su postura en que 'se empezó, se fortaleció el recurso humano y solo teníamos después un laboratorio a nivel nacional para darle respuesta a la capacidad de diagnóstico (...) actualmente tenemos cuatro laboratorios con capacidades de respuesta'.

Sin embargo, un segundo análisis, en el mismo ejercicio para la década 2010-2019 vs. 2021, lejos de un alivio, muestra que este año ha seguido con altos números de defunciones y luto, solo que es una curva más sostenida en el tiempo. Nada para alegrarse.

'Honduras ha sido bastante compleja en vista del número muy bajo de personas vacunadas', opinó Medina.

Al 20 de septiembre, en Honduras casi dos millones de personas (1,992,167) tenían la pauta completa de vacuna contra el covid, lo que representaba el 28 por ciento de la población elegible (7.1 millones), según el último boletín de la Secretaría de Salud.

Mejía sí reconoce un error: 'Lo que sí queda como lección aprendida es que la parte política no debe de involucrarse en la parte técnica. Ellos deben de ser autoridades que hagan más expeditos los procesos, como la adquisición de insumos, compras de reactivos, de medicamentos e insumos'.

Aunque para él parece un error sin trascendencia. 'La gestión que se ha hecho en contra del coronavirus es bastante satisfactoria', reafirmó.

Si las cifras de julio y agosto de 2021 parecen ir en descenso puede obedecer a una ilusión, según una explicación de varias fuentes del RNP que conocen el proceso de registrar inscripciones. El hondureño siempre tarda en realizar este trámite, por lo que las cifras definitivas (o más próximas a la realidad de estos meses) se conozcan hasta el segundo trimestre del próximo año.

Más muertos de los que creíamos

Desde que las muertes por covid-19 se cuentan por cientos en Honduras, ya nadie cree en las cifras.

El motivo es válido -hasta las propias autoridades lo han admitido-, ya que al no tener capacidad de diagnosticar el virus las muestras para confirmar o descartar la enfermedad se acumulaban y el resultado estaba listo días después.

A veces, varios días después de la muerte del paciente.

Un análisis de EL HERALDO Plus a 90 registros de fallecidos por covid-19, hasta mediados de junio de 2020, reveló que al 50 por ciento le confirmaron la enfermedad después de fallecer. También está el caso de quienes mueren y nunca se registró la causa.

Los medios de comunicación generalmente se han apoyado de la Asociación de Funerarias de Honduras para contrastar los números -y duplican los oficiales- pero no pasan de estadísticas sin acceso a revisión debido a que es un levantamiento particular.

Por primera vez, EL HERALDO Plus pone números aproximados al subregistro de muertos por covid-19.

Mientras los archivos del RNP señalan que al menos 10,641 personas habían fallecido por covid-19 o sospecha al 31 de agosto, Sinager solo daba cuenta de 8,955 muertos (una diferencia de casi 1,700).

Como queda indicado, de la base de datos del RNP se extrajeron aquellas muertes sospechosas. No fue una decisión antojadiza, sino siguiendo la recomienda de la OMS en junio de 2020 de reconocer los decesos tanto de los casos confirmados como los sospechosos.

El gobierno de Honduras nunca siguió esta recomendación y tampoco publicó sus reportes civiles de fallecimientos, como hicieron otros países, para dimensionar el impacto de la pandemia.

En la siguiente visualización se pueden apreciar las muertes acumuladas por covid-19 que cada organismo registraba a fin de mes.

Esa disparidad también queda ilustrada en el gráfico, con las defunciones por mes que registra cada ente.

En 2020 se puede apreciar cómo las columnas de los archivos del RNP superan por mucho a los reportes de Sinager, pero en 2021 parece que va a la inversa. Este fenómeno solo es posible porque, según insisten de nuevo las fuentes del RNP, la gente demora en realizar el trámite.

'Es difícil creer que solo tenemos casi 10,000 fallecidos de coronavirus cuando sabemos que miles mueren sin un reporte oficial y que otros miles se enferman sin ir a los hospitales porque no hay cupos', opinó el doctor Daniel Fernández, quien ha atendido a pacientes con el nuevo coronavirus.




Hay un consenso en que esa diferencia es porque no se registran muchos por una cuestión de trámites, pero para el médico Daniel Fernández “el gobierno nunca oficializará el subregistro de muertos porque no le conviene”.

Con o sin reportes, ya no están.

Solo queda recordarlos, como a don Jesús, ¿a quién? A don Jesús, a ese padre excepcional cuya foto e identidad completa no podemos revelar, más que su segundo nombre -el menor conocido-, por el delito de morir de covid-19.

También: Suben muertes en adultos mayores pese a alto índice de vacunación en Honduras

Autores: Eduardo Domínguez / Carlos Girón