Tegucigalpa

Un millón de lempiras diarios reciben transportistas en bonos

FOTOGALERÍA
24.09.2015

Tegucigalpa, Honduras

Las tres vueltas que realizan 800 buses amarillos en la capital le cuesta al Estado un millón de lempiras al día en bonos y subsidios.

Y es que el tradicional transporte, que ya casi no se ve en las terminales de buses, recibe como beneficio dos bonos del gobierno a fin de que su valor de cuatro lempiras no se altere a una cifra real.

El primer bono por tarifa, otorgado por el gobierno de Manuel Zelaya, ascendió a 750 lempiras diarios por unidad, mientras, el otro subsidio de reciente creación protege al deficiente sistema, con 575 lempiras al día, en compensación al alza en la canasta de repuestos.

La elevada cifra resulta de la suma de ambos bonos (1,325 lempiras por unidad), multiplicada por los 800 buses que según el último censo de la Dirección General de Transporte (DGT) prestan el servicio en el municipio .

A criterio de los pasajeros, el costo de operación de estas viejas unidades, consideradas “chatarras rodantes”, es extremadamente caro para lo poco atractivo que resulta para los usuarios que aún lo utilizan.

Exigencia en las calles

A pesar del mal servicio que prestan y de la inconformidad de sus clientes, los transportistas de esta modalidad de servicio exigieron ayer en las calles el pago de los bonos.

Como medida de presión, al menos 60 trabajadores del rubro determinaron paralizar sus unidades frente al parque El Obelisco, de Comayagüela, para luego movilizarse por el barrio La Bolsa, hasta apostarse frente a las oficinas de la DGT.

Jorge Lanza, dirigente del transporte, informó que desde hace 46 meses no reciben el bono de 750 lempiras (mil millones de lempiras) y hace seis meses el de 575 (82 millones de lempiras).

En total, los transportistas reclaman subsidios atrasados por el orden mil 82 millones de lempiras.

Sin embargo, la exigencia del rubro no está acorde con la prestación del servicio.

Para comprobar la aceptación, existencia y regulación de estas unidades, EL HERALDO recorrió varias terminales, en donde los usuarios evidenciaron el mal servicio que reciben.

“No los uso porque son muy lentos e inseguros. Casi nunca hay aquí en la UNAH y para llegar a mi casa en la Ulloa solo suben rapiditos”, expresó Pamela Godoy, estudiante de Química y Farmacia.

Los usuarios consideran que tres vueltas diarias a 750 lempiras es un robo descarado de los transportistas y por eso es que no se ven buses amarillos en las calles.

“Ellos pueden dar las vueltas en la mañana se van a dormir y uno queda sin servicio”, opinó Angélica Puerto, otra estudiante universitaria, quien denunció que nunca ve de estas unidades en la noche cuando va hacia su casa.

Y es que las rutas en la ciudad, como la UNAH-Kennedy, que era solo de buses amarillos, con la inclusión de los rapiditos, dejaron de existir.

De igual forma la ruta de buses del Hato-Los Robles ya no trabaja y las personas tuvieron que asimilar el cambio radical a los rapiditos.

Y qué decir de la flota de buses grandes que cubría la UNAH-Carrizal-Sosa, ahora es difícil de encontrar una unidad.

Es en Comayagüela donde se ubica la mayor parte de este tipo de transporte. Muestra de ello es su terminal en la primera avenida. Al menos 20 buses esperaban ayer a los pasajeros para movilizarlos a sus destinos.

Pero, según la dirigencia del transporte asegura que son 64 rutas en las que aún operan estos buses y que hay miles de capitalinos que se transportan en ellos.

Sin embargo, en el recorrido también se constató que no hay en las terminales empleados de la DGT que verifiquen el cumplimiento de los requisitos impuestos a este transporte para optar a los bonos.

Yovany Dubón, titular de Transporte, pormenorizó que cada bus debe cumplir con la obligación de circular tres veces al día y prestar el servicio hasta las 9:00 PM.

“Tenemos personal que verifica las tres vueltas que ellos dan para garantizar el servicio al ciudadano”, aseguró Dubón.

Al increparle que en el recorrido este rotativo no encontró personal, el funcionario se limitó a decir que “esto se va regular de mejor manera cuando la Ley de Transporte sea aprobada, ya que las unidades tendrán GPS”.

Lo que sí admite el responsable de controlar el transporte en la capital es que el servicio que prestan los buses amarillos no es de calidad.

Asimismo, que si se hablara de manera formal de una tarifa real sería de ocho lempiras en los buses grandes y los ejecutivos tendrían que continuar con el mismo valor.

Respecto a los bonos, Dubón dijo que la petición es válida, pero que este gobierno no tiene presupuestados esos compromisos adquiridos en el pasado.

Exigen investigación

La farsa que consideran los usuarios que son los buses amarillos es del conocimiento incluso de organismos de protección del consumidor.

Gloria Pérez, directora de la Comité para la Defensa del Consumidor Hondureño (Codecoh), confirmó que el servicio que prestan es malo.

La defensora advirtió que la intención del rubro de liberar la tarifa y elevarla a nueve o diez lempiras sería un abuso impagable para la gente más humilde que viaja en chatarras por necesidad.

“Sabemos que poco a poco os quitan estas unidades que son donde se transportan los más pobres y lo disimulan con la inclusión de rapiditos en las rutas”, reveló la presidenta.

Condenó que es injusto ver cómo dueños de buses pretenden cobrar bonos cuando sus unidades no salen a trabajar, por lo que solicitó una investigación a las autoridades.

Es de destacar que en ninguna otra ciudad del país se paga subsidio a los buses y en las calles las personas se movilizan con normalidad.