El pleito por un litro de aguardiente terminó en tragedia para una familia de Comayagua. Un anciano de 80 años de edad asesinó a machetazos al hijastro de su hijo, indignado porque al calor de los tragos el ahora occiso le arrebató la botella de licor la tarde del pasado jueves, según relataron los dolientes.
El fallecido respondía al nombre de Santos Engelberto Ventura Ramos, de 25 años, quien tenía su domicilio en el barrio El Nance de Comayagua.
El infortunado expiró a las 9:00 de la noche del mismo día en el Hospital Escuela a causa de 12 heridas de arma blanca (machete) que le infirió su abuelastro, Benjamín Ramos Sánchez, según relató la señora Margarita Ventura Ramos, madre del ahora occiso.
El autor material del crimen fue capturado por la Policía y presentado ante los tribunales de justicia para que se le instruya el respectivo proceso.
El hecho criminal
Un doliente relató que el octogenario consumía bebidas alcohólicas junto a Ventura Ramos y otro pariente en el barrio Santa Lucía, de la cabecera departamental de Comayagua.
Al calor de los tragos, el muchacho le quitó el litro de guaro al anciano, quien se molestó, sacó su machete y lo atacó a filazos, dejándolo mortalmente herido.
De inmediato fue trasladado al Hospital Santa Teresa, de donde, debido a su estado de gravedad, fue remitido al principal centro hospitalario capitalino.
“Todo sucedió por culpa de la bebida, el finado le quitó un litro de guaro al viejito y por eso fue la pelea”, expresó.
Por su parte, la progenitora de Santos Engelberto relató que el hecho criminal ocurrió a las 3:00 de la tarde y desde que su hijo era un niño su suegro lo amenazó con quitarle la vida.
“Desde que tenía 7 años lo había amenazado de muerte porque él no me quería al cipote”, aseguró la acongojada madre.
Prosiguió que a ella le comentaron que eran tres los que estaban bebiendo en el sector y “debe haber sido por el guaro que se pelearon; dicen que mi hijo le quitó el guaro”.
Aseguró que el anciano le infirió 12 machetazos a Ventura Ramos, por lo cual no logró sobrevivir.
“Yo pido que castiguen al viejito, porque no hubiera hecho eso con el cipote, porque él era el que me respaldaba”, demandó la doliente en la morgue capitalina.
