Vestidos con armaduras, espadas y escudos, cientos de vikingos recorren las calles de la isla de Lerwick, capital de Shetland, Escocia. No se trata de una invasión, sino de un desfile con el que más de mil hombres y niños escoceses denominados guizer’s (hombres de traje) con artonchas en mano y a bordo de una lancha vikinga, celebran el festival Up Helly Aa.
La actividad, que se repite cada año, el último martes de enero, continúa por la noche, cuando los participantes prenden fuego a la embarcación y dan por terminada la festividad.
Lerwick, capital de las islas Shetland, en Escocia, arde ese día.
Durante la celebración, que tiene su origen en los primeros años del siglo XIX, los pobladores se disfrazan con vistosos y originales trajes y, al caer la noche, se encienden cientos de antorchas, con las que recorren las calles de la ciudad.
Los participantes rodeando el barco vikingo con las antorchas, antes de incendiarlo.
Cuando este termina de arder empieza la fiesta y bailan y cantan hasta el amanecer.
Según la historia, la festividad tiene su origen en las fiestas de invierno coincidiendo con Nochebuena y Año Nuevo –y que a su vez se remontarían a la más antigua Fiesta Yule de carácter nórdico–, en las que los lugareños hacían rodar barriles de alquitrán a los que prendían fuego.
Esta costumbre fue prohibida en 1870, por lo que los vecinos de Lerwick se vieron obligados a modificarla, lo que dio lugar a la celebración actual, que incluye disfraces y antorchas en lugar de barriles en llamas.
El barco vikingo que se quema al final de la procesión y que fue introducido en la década de 1880, se ha convertido en parte muy importante de la celebración.
MEZCLA CULTURAL.
Las Islas Shetland, situadas al norte de Escocia son una mezcla de cultura escandinava y escocesa.
El espectáculo de fuego que protagonizan los vikingos, rememora el renacimiento del sol, un anuncio de que el invierno casi ha acabado y que pronto vendrá la primavera. Además recuerda la forma en que los vikingos eran cremados y lanzados al mar.
Los vikingos fueron grandes navegantes que heredaron ese arte tras ser desarrollado a lo largo de generaciones; sus antepasados ya surcaban las aguas del norte debido a que los numerosos ríos, lagos e islas de esas tierras propiciaron el transporte a través del agua mejor que por una tierra atestada de grandes montañas, espesos bosques o pantanos.
Decenas de pueblos escandinavos iniciaron a finales del siglo VIII una rápida y amplia expansión. Los suecos (o varegos) cruzaron el Báltico hacia Finlandia, el lago Ladoga y Novgorod. Por el río Dnieper atravesaron Rusia hasta el mar Negro alcanzando Constantinopla y Europa Oriental. Los noruegos se dirigieron a las islas del Atlántico Norte (Hébridas, Feroe, Orcadas, Shetland e Irlanda). Después llegaron a Escocia, Islandia y hacia el año 1000, a las costas de Norteamérica, que llamaron Vinland.
Lo que ahora se sabe sobre la forma de vida de los vikingos se debe a las sagas que escribieron los islandeses durante el siglo XIII, después de que se transmitieran oralmente de generación en generación.
Por ejemplo, la Saga de los Groenlandeses y la Saga de Erik el Rojo, en el año 1000, Leif Eriksson llegó a una tierra desconocida, a la que puso el nombre de Vinland. Aquella Vinland era parte de lo que hoy se llama América.
Las sagas islandesas eran crónicas familiares de los primeros colonos que se establecieron en la isla y sus primeras generaciones.