Revistas

Filosofía práctica para la crisis de valores en Honduras

En el marco del Día Mundial de la Filosofía, los acropolitanos invitan a los hondureños a vivir con filosofía

27.11.2011

Desde el 2002, la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura) ha establecido que el tercer jueves de noviembre de cada año se celebre el Día Mundial de la Filosofía, promoviendo en todo el mundo el interés por una actividad que históricamente se encuentra en el núcleo de todos los avances civilizatorios de la humanidad.

Nueva Acrópolis tiene a la filosofía como núcleo central de su tarea desde su fundación, hace poco más de medio siglo, por lo cual no es de extrañar que se haya sumado a esta iniciativa de la Unesco con entusiasmo, organizando en una cincuentena de países en todo el mundo actividades de todo tipo, tratando de demostrar que la filosofía no es una mera especulación teorética, despegada de la realidad, sino que por el contrario, nos proporciona las respuestas y las vías de acción que todos buscamos para resolver los enigmas de la existencia y las crisis actuales (ignorancia, pobreza, corrupción, indiferencia, egoísmo, maldad, etc.).

¿Qué tipo de crisis vivimos en Honduras?
'Si te encuentras ante una situación injusta, ¡cámbiala!; y si no puedes, acéptala y enfréntala actuando lo mejor que sepas. Nada puede impedirte que seas justo, moderado y razonable' (Marco Aurelio).

Ante la pregunta: la situación de crisis en Honduras, ¿es un problema de falta de recursos (dinero o tecnología), falta de leyes, es un problema de ideologías o de clases sociales? Creemos que no. La raíz de la crisis hondureña actual es un problema moral, es un problema de valores. Lo que en verdad experimentamos es falta es gente buena, sensible, solidaria, incorruptible, que ame Honduras, que ame su ciudad o su pueblo, hace falta gente virtuosa en cada puesto de autoridad y poder, hace falta vivir con valores. Y eso mismo es lo que aporta la filosofía práctica, esa que nos educa en las virtudes y nos hace hacer de los valores un estilo de vida.

La filosofía como educadora nos hace ver 'en profundidad' cada acontecimiento, reflexionar sobre sus causas raíz y no solo limitarnos a ver en una especie de 'reality show' los efectos secundarios, aunque amarillistas y escandalosos, superficiales.

La filosofía práctica nos hace preguntar:

¿Por qué se pueden combatir los delitos comunes y no la inseguridad violenta, el narcotráfico y la corrupción con la misma contundencia? ¿Por miedo, por comodidad o cobardía? Entonces, acaso ¿terminará por prevalecer el terror y la violencia?

¿Por qué saltan al conocimiento público tantos escándalos, tanta corrupción, tanta mentira y traición? ¿Antes no los hubo, o los hubo y no se conocían? Y si ahora los hay en mayor cantidad, ¿por qué?

¿Por qué las grandes naciones acusan de palabra el narcotráfico y la violencia, mientras ellas mismas siguen fabricando y vendiendo armas, y además no se persigue en su territorio con igual dedicación el consumo de drogas? ¿cuántos más están involucrados en este cruel negocio?

¿Por qué a esta crisis no se le llama por su nombre y más bien suele acompañarse de otras palabras elegantes pero camufladoras como: crisis económica, crisis ecológica, crisis financiera, crisis inmobiliaria, crisis de seguridad, etc. etc., cuando todos sabemos que detrás de ello la raíz es una degradación moral debido a la ausencia casi absoluta de formación en Valores?

¿Por qué la liberalidad en las costumbres conduce a la relajación moral, a la pérdida de la cortesía, a la violencia en general? ¿por qué se apoyan tanto estas iniciativas?

¿Por qué está mal visto hablar de valores cuando es tan evidente su carencia? ¿por qué se invierten tantos millones en el mundo en causas tan diversas, desde algunas muy nobles hasta otras que rayan en lo ridículo, cuando la necesidad de formación en valores aún no pasa de ser un mero discurso?

¿Por qué es tan necesaria la filosofía en tiempos de crisis moral?
'Nada cambia si tú no cambias' (Jorge A. Livraga).

La filosofía, cuando se vive, es una búsqueda de respuestas, de claves de vida, que nos lleva más allá de toda elucubración mental. Cuando nos limitamos solo a pensar, no es filosofía sino simple intelectualismo.

La filosofía resulta vital e importante cuando se trata de aprender de los acontecimientos, en vez de limitarnos a sentirlos, asustarnos y quejarnos. Aprender a separar los estados de ánimo de lo que nos sucede, para extraer enseñanzas personales y colectivas que nos sirvan ahora y en un futuro. Así la filosofía práctica nos enseña a buscar en el fondo de las cosas y no quedarnos con las apariencias.

Educar viene de 'educir' que es extraer lo mejor que tenemos dentro, sacar nuestra potencialidad interior. Y dentro de la filosofía a la manera clásica, viene la educación en la ética, que trata del comportamiento humano.

Ahora, si analizamos la crisis moral hondureña actual, que nos tiene viviendo con miedo a una violencia sin sentido, con una educación de muy baja calidad, con altos índices de pobreza y corrupción, descubriremos que detrás hay unos cuantos sinvergüenzas que se han enriquecido ilícitamente, y lo han hecho porque carecen de valores éticos. Si no queremos ser como ellos ni caer otra vez en lo mismo, ¡necesitamos ser éticos, necesitamos filosofía!

¿Cuál es el verdadero enemigo solapado que ha provocado semejante crisis moral? La respuesta podría ser muy variada, pero si aplicamos filosofía y nos adentramos en las causas apuntaremos dos grandes razones: la ignorancia y el materialismo.

La ignorancia se debe a una educación pobre en valores e ideales. Hace que la vida no cobre ningún sentido trascendente. El ignorante está ciego ante la verdad, la justicia y la bondad. No mira más allá de sus intereses mezquinos de corto plazo. Los ignorantes son hombres y mujeres corrientes, vulgares, egoístas y por ello vulnerables, no tienen ninguna protección para ser corrompidos; y finalmente la maldad les pone precio en sus frentes.

El materialismo es el que hace prevalecer las cosas por encima del honor y del espíritu y convierte a los seres humanos en simples consumidores. Los materialistas buscan la felicidad en la obtención fácil de los placeres y las cosas. Vivir con la premisa 'tanto tienes, tanto vales' es una carrera sin fin, es un hambre que no logra saciarse. Nada será suficiente para el materialista y normalmente se compromete en su búsqueda loca hasta las últimas consecuencias, aunque tenga que matar, prostituirse, traicionar, mentir, robar, etc.

Pero afortunadamente todo proceso social que deliberadamente se ha llevado a un extremo, y aunque sintamos que hemos tocado fondo, todo puede revertirse. Después de toda edad media viene un renacimiento, pero no será gratis y tendremos que hacer nuestro esfuerzo conciente.

En primer lugar reconocer que las crisis son necesarias. Sin crisis siempre permaneceríamos en el mismo lugar mental y emocional; debemos estar preparados para cualquier crisis y aprovechar las oportunidades que trae. Para ello se requiere una mente abierta y poder vivir intensamente el presente, con todo lo que nos ofrece, sin dejarse llevar por el miedo: nos permite ver las cosas como son y no como tememos o nos gustaría que fueran. De esta manera, aumenta nuestra capacidad de reacción.

En segundo lugar educarnos filosóficamente para acoger un ideal de vida y cuanto más elevado sea el ideal, mejor. Los ideales nos permiten crecer por dentro, ya que adquirimos más conocimientos y ganamos autocontrol y también crecemos por fuera, en nuestra capacidad de hacer cosas.

Y finalmente debemos desarrollar los 'valores' humanos, esos que Platón llamó virtudes y que generan en nosotros una actitud que nos lleva a buscar el bien y a rechazar el mal. El espíritu de victoria necesario para enfrentarnos a todas las dificultades y peligros que la vida nos presente. Las virtudes son nuestros poderes latentes, hijos de nuestra voluntad, de nuestra capacidad de amar y compartir y de nuestra inteligencia; expresión de nuestra nobleza de alma. Vivir con valores nos enseña que no somos perfectos, pero sí perfeccionables.

Es preciso recuperar el saber de las grandes culturas y de los grandes hombres y mujeres de todos los tiempos, inspirarnos en las grandes obras, en las grandes ideas que han enriquecido por siempre, el gozo y la identidad de la condición humana. Vivimos en un mundo que hace demasiado énfasis en el individualismo enajenado, violento y poco solidario, que nos deshumaniza día a día de manera dolorosa. Los fanatismos, la corrupción y las soluciones superficiales nos anuncian, más y más violencia.

Tendremos la batalla perdida cuando la maldad y lo 'incorrecto' lo asumamos como normal, como parte del paisaje, lo que nos llevaría a conformarnos y aceptarlo y eso nos transformaría en cómplices pasivos. Mientras experimentemos indignación y molestia con todo acto no ético, habrá esperanza.

Tags: