La España del tebeo (cómic) en la que los niños como él tenían que revender tabaco y viandas exentas de impuestos si querían sobrevivir u obtener los 25 céntimos que costaba el ejemplar de Flechas y Pelayos, historieta que esperaba con ansia cada domingo para huir de la miseria cotidiana en el barrio de Gracia, se refleja en una muestra fotográfica de Francisco Ontañón.
El autor autodidacta y aficionado al dibujo, que descubrió la fotografía por casualidad, nació en una casa humilde de Barcelona el 28 de mayo de 1930.
A los seis años perdió a su padre en batalla y al poco tiempo murió su madre, probablemente de pena, solía decir Ontañón. Como la mayoría de los niños de su generación tuvo una infancia dura, por ello para salir adelante utilizó el ingenio.
Su determinación de convertirse en fotógrafo fue porque siempre consideró que esta profesión le había salvado la vida por permitirle acceder al alma de los más débiles y desfavorecidos y mostrar sus vicisitudes pero también su dignidad, como queda claro en “Más que niños”, la exposición que la galería ArteSonado acaba de inaugurar en la Granja de San Ildefonso (Segovia) y que estará abierta hasta el 16 de diciembre de 2012.
EXPOSICIÓN. La muestra, reunida cuatro años después de su muerte, a los 78 años de edad, incluye 33 retratos tomados en los años cincuenta y sesenta en diversas ciudades y pueblos de España, también en el Santuario de la Virgen de Fátima, en Portugal. Son imágenes cargadas de ternura y de humor donde brilla una luz pese al dramatismo de muchas de las situaciones, y donde la figura infantil es protagonista constante.
Hay de todo en las fotografías de “Más que niños”: desde una sufriente familia andaluza que hiela la sangre por su entereza, una boda, una mudanza con motocarro y perro incluido, unos niños jugando ajenos a la peregrinación de Cova de Iria, en Fátima; un vendedor de pescado en Mojácar arropado por una nube de niños, hasta fiestas populares en cualquier pueblo de la península con niños disfrazados de ángeles.
Muchos de estos rostros infantiles reflejan la niñez del autor, quien a los 28 años se fue a Madrid como redactor gráfico de Europa Press. En 1961 entró a trabajar como reportero gráfico en Actualidad española y en 1985 se integró en la plantilla de El País.
Recibió diversos reconocimientos entre ellos el Premio Nacional Meliá de Periodismo Gráfico (1972), Premio de Arte y Tradiciones Populares del Ministerio de Cultura (1982) y el Premio Internacional Ortiz Echagüe (1985). También realizó diversas exposiciones en España, Francia y México.
Además, sus fotos han sido utilizadas en numerosos discos de flamenco. En los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 hizo las fotos del libro oficial, también ha participado aportando imágenes a diversos libros.
Ontañón recorrió el mundo, pero nunca perdió su mirada sensible hacia la gente sencilla que aparece en estas fotos.