Crímenes

El medio siglo de la gran obra de García Márquez

La novela, que fue publicada en mayo de 1967, parte de una revelación que tuvo mientras viajaba con su familia a Acapulco... El resto, quienes la han leído, lo saben

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11.03.2017

Tegucigalpa, Honduras
Con “Cien años de soledad” a Gabriel García Márquez la fama le cayó sin previo aviso.

Ya había tenido desilusiones literarias, incluso su primera novela “La hojarasca” le valió el comentario de que mejor se dedicara a otra cosa... afortunadamente no lo hizo.

La novela cumbre de la literatura latinoamericana fue publicada en mayo de 1967, en este 2017 cumple 50 años, casi al mismo tiempo su autor cumplió su 90 aniversario de nacimiento, aunque no vivió para celebrarlo, puesto que murió en México en abril de 2014.

No obstante, millones celebran y celebrarán su obra, la que hace inmortal a los escritores... ¡qué fortuna!

“El Quijote de América”

La novela de García Márquez ha sido catalogada como “El Quijote de América”, ninguna otra obra ha sido elevada a ese nivel y esto sin demeritar el trabajo de los grandes autores de esta región... Sobre ese aspecto habla más adelante el poeta José Antonio Funes.

Para el escritor Julio Escoto, la maravilla de esta obra es que con gracia y humor incomparables retrata las virtudes, pasiones y taras profundas de Latinoamérica.

“Aunque la palabra ya no se usa, es una novela épica, con odiseos y alejandros y agamenones tropicales, excepto que escrita con un delirante lirismo que hace acrobacias con la palabra y destrozos con la historia”, señaló el autor hondureño.

“‘Cien años de soledad’ pertenece a ese tipo de novelas
que todos conocen, pero no todos están dispuestos
a leer”..

Giovanni Rodríguez, escritor

En ese entonces, contó Escoto, “me confundió su elaborado estilo, la pasión verbal que lo arrollaba y la desatada imaginación. Hasta que arribé a la altura de la página sesenta, o por allí, y descubrí cómo Úrsula Iguarán se tostaba para siempre el fondillo al retroceder sobre la hornilla, asustada por la presencia de los piratas”.

Ahí, comprendió que era un juego, “la cálida invitación del autor para que me sume a su jolgorio demencial, que no deja, sin embargo, de ser realista. Y desde allí no pude parar, pues empecé una lectura permanente e insaciable, rico diálogo de espejos silentes, rayo de admiración que no cesa y que muchos años después, cuando la vida nos lleve a conocer el paredón del hielo final, proseguirá haciéndonos sonreír”.

Mucho más que mariposas y flores amarillas

“‘Cien años de soledad’ pertenece a ese tipo de novelas que todos conocen, pero no todos están dispuestos a leer.

Como ocurre con ‘El Quijote’, del que todos saben hablar, expertísimos, sobre el episodio de los molinos de viento, en la novela de García Márquez todos saben hablar de las mariposas y de las flores amarillas. Pero, ¿quién lee ‘El Quijote’ o ‘Cien años de soledad’ en estos tiempos de apps y de tablets?”, expresó el escritor Giovanni Rodríguez.

Nuestro entrevistado apuntó que de los libros del colombiano este es el más difícil, “y probablemente el que los confianzudos menos han leído, pero es también el mejor y una de las mejores novelas escritas en nuestro idioma”.

Rodríguez expresó que esta es una pieza narrativa complejísima, “que debió haber implicado para su autor un trabajo minucioso en la construcción de la trama.

Pero este es, probablemente, el mérito que menos le reconocen a su autor los lectores ingenuos, que solo alcanzan a ver en ella una encantadora saga familiar que, aunque confunda con los nombres de los personajes, seduce por su aparente sencillez y por su capacidad de conectar con su visión provinciana, macondiana.

‘Cien años de soledad’ es una hermosa novela, una gran novela, que está más allá de su fama, del tiempo y de muchos de sus lectores”.

El conflicto de Macondo

Para el poeta José Antonio Funes “Cien años de soledad”, además de ser una gran obra maestra y haber impulsado la literatura latinoamericana, también representó un conflicto.

Macondo no solo llegó a todos los rincones del mundo (ha sido traducida a más de 35 idiomas), sino también generó una adicción al realismo mágico que no fue del todo beneficiosa.

Funes señaló que esta novela “revolucionó el mercado del libro durante el fenómeno literario del ‘Boom’, lo que motivó también a fijar la literatura de nuestra región en el mapa universal de las grandes literaturas. Hasta ahí todo resulta positivo”.

Luego viene la otra parte. “También es cierto que ‘Cien años de soledad’ tuvo también un efecto negativo para la literatura latinoamericana, no solo porque creó una generación insoportable de falsas imitaciones, sino porque creó una generación de lectores, sobre todo de Europa y Estados Unidos, adictos al realismo mágico, al colorismo, al folclorismo y a la ‘identidad latinoamericana’, que llegaron a creer que Macondo era Latinoamérica”.

Para el escritor, esta adicción condicionó un mercado editorial alentado por los estereotipos macondianos, “que cerró las puertas a otros escritores no menos talentosos, pero con otras propuestas estéticas”.

Es así que hay dos Macondos en la literatura latinoamericana que entran en conflicto, y sobre esto Funes expresó: “Y así se presentaba el conflicto entre el Macondo rural con sus piedras milenarias, sus casitas de paja, sus niños con cola de cerdo, sus guerras civiles interminables y sus mujeres que vuelan, y el Macondo de la globalización, de la urbe ajetreada, de las laptops, de la droga de diseño... es decir, las dos caras de América Latina”.