Honduras

Discurso del director de EL HERALDO al recibir el premio Álvaro Contreras 2016

Carlos Mauricio Flores fue galardonado con el premio Álvaro Contreras 2016 en una ceremonia organizada por el Colegio de Periodistas

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25.05.2016

Tegucigalpa, Honduras
Un emotivo discurso pronunció este miércoles el director ejecutivo de Diario EL HERALDO, Carlos Mauricio Flores, en el marco de la entrega del premio Álvaro Contreras que se otorga cada año en la conmemoración del día del periodista hondureño.

Con la energía y elocuencia que lo caracteriza, el distinguido comunicador social con 28 años de experiencia profesional no solo narró parte de sus vivencias, sino que exhortó al gremio a mantenerse a la vanguardia en el ejercicio periodístico y al cese de la impunidad y corrupción que impera en el territorio hondureño.

Este fue el discurso íntegro pronunciado por el licenciado Carlos Mauricio Flores:

Mis primeras palabras van para el creador del Universo... Sin Él no estaría aquí...

En mi familia se sorprendieron con este reconocimiento y creyeron que se habían equivocado, pero quiero confesar que fue mi sobrina de siete años la más incrédula: -Tío, ¿pero por qué te dan un premio si solo pasás sentado en tu oficina?... Yo tampoco lo entiendo...

Dadas las circunstancias de país y a raíz de lo que ustedes ya suponen, pedí a la mayoría de mi familia que no viniera. Solo está mi mujer, Rosalina Castro, porque durante los últimos 26 años siempre ha estado en las buenas y en las malas conmigo, soportándome y alentándome... Y mi madre, Liduvina Flores, porque como ella dice: ya he vivido buenos y malos años, así que ese día, como sea, voy a estar a tu lado, total, soy tu madre.

Creo que es la primera vez en el CPH que quien recibe el premio Álvaro Contreras no está totalmente feliz. Y discúlpenme que empiece tan directa y secamente. Debería estarlo, y si alguna vez soñamos con este premio, creo que siempre hemos querido que los seres que más amamos nos acompañen porque en realidad sería un reconocimiento para ellos y no para uno.

No me acompañan mis dos hijos, mis amores, mi vida. No me acompañan mis hermanas ni mi hermano. No me acompañan mis sobrinas ni mis sobrinos. Me he visto obligado a decirle a mi familia que no venga. No quiero sobreexponerla. No quiero que en dos, tres, seis meses, un año o dos años, me salgan con un accidente o una acción de la delincuencia común.

Es una pena que ocurra esto, pero lo pensé y lo discutí con algunos amigos y no me quedó otra opción. Tengo que esconder a mi familia en un momento en que mi familia debe mostrarse... Así que a pesar de esta ausencia premeditada, este acto va para ellos... pero también para todos mis amigos y compañeros periodistas y fotógrafos que a lo largo de estos 28 años -!Ufffff 28 años, no me lo puedo creer!- hemos soñado por construir una Honduras digna y mejor para todos.

Nada es fácil, todo cuesta...

Terminaba mi ciclo común en San Lorenzo cuando en diciembre de 1982 mi madre me dijo: -Hijo, cuide a sus hermanas, que yo voy a la capital por unos días. Mi madre se ausentó una semana. Yo tenía 15 años. Era normal que yo quedara a cargo de mis tres hermanas. Ese año fue mi última Navidad con mis amigos de la infancia. En enero de 1983 montamos todos nuestros enseres en un camión y mi mamá también cargó sus sueños y esperanzas con sus hijos.

No sé cómo hizo mi madre, pero ya había construido una covacha en la colonia Las Torres, sí, esa colonia que ahora parece estar sumergida en una ola de violencia.

Nuestra casa era de madera de orilla, techo de zinc, piso de tierra, sin agua, sin energía eléctrica, sin servicios sanitarios. Era, en realidad, una galera. El mundo para nosotros cambió dramáticamente…

Mi madre empezó a trabajar como auxiliar de enfermería en un hospital privado ganando 250 lempiras mensuales, dos de mis hermanas en una escuela pública, una en un colegio público y yo en la Escuela Normal Mixta, donde había aprobado el examen de admisión. Mi madre trabajaba 16 horas seguidas, 24 horas continuas y hasta 36 horas para llevar dinero a la casa.

Cuando teníamos comida, comíamos; cuando no teníamos comida, unos vecinos nicaragüenses que habían huido del sandinismo nos daban de su comida. Cuando tenía 40 centavos me iba y venía en bus; cuando no tenía 40 centavos entonces caminaba. Lo mismo hacía mi madre y mi hermana, aunque mi hermana tenía suerte porque sus compañeras le regalaban el pasaje.

Este honor que tengo de estar aquí se lo debo a mi madre, me parió siendo adolescente y anduvo para arriba y para abajo con su hijo, trabajando en lo que fuera, pero nunca me dejó y me cuidó como un tesoro. Me encomendó mil veces ante el altar de la Virgen de Suyapa. Y se metió en cualquier recoveco de aquella Comayagüela hasta que se cansó y se fue a hacer vida a San Lorenzo. Allá nacieron mis amadas hermanas. Y siempre soñó algo mejor para sus hijos. Y luchó por conquistar esos sueños. Y nos inculcó el respeto, la responsabilidad, la honradez, la integridad, el temor a Dios, el valor al trabajo, el respeto a lo ajeno, la solidaridad y el amor al prójimo.

Mi madre trabajó casi 30 años de enfermera auxiliar. Fue feliz ayudando... No solo ayudó a curar heridas del cuerpo, sino a atender las heridas del alma. Le hizo de sacerdote, al escuchar confesiones agónicas; vio el dolor en tantos rostros que sufría con ellos y sacaba fuerzas para alentarlos... Vio la muerte tantas veces, pero jamás se acostumbró a ella y lloraba y lloraba por personas que muchas veces no conocía.

Y con sus historias nos daba lecciones de vida y nos hacía reír, como cuando para espantar el sueño en la madrugada de un 15 de septiembre, ella y sus compañeras hacían de palillonas con palos de escoba en los fríos pasillos del hospital ...

He abundado sobre mi madre... Porque ella me construyó y edificó con su sacrificio, con sus lágrimas, con sus alegrías, con su ejemplo, con su solidaridad, con su espíritu inquebrantable y su lucha... Porque nunca abandonó su fe aun en los peores momentos... Porque aún hoy me sigue cuidando... Porque aún hoy me llora... Porque aún hoy sigue encomendándome a la Virgen de Suyapa... Porque aún hoy sigue sufriendo por sus hijos... Madre...usted nos moldeó a su imagen y semejanza...

Señoras y señores, compañeros periodistas

Al igual que a muchos de ustedes, yo no escogí el periodismo, el periodismo me escogió a mí, y aunque implica largas jornadas de trabajo, el abandono de la familia, un agobiante y permanente estrés, un precoz surgimiento de canas, constantes debates con nuestros propios fantasmas y horas absurdas y privilegiadas de insomnios... lo interesante y lo bueno es que devengamos un salario por algo que nos encanta hacer... Y querríamos seguir haciendo aun cuando se detuvieran los latidos del corazón... Porque el periodismo se lleva en la vida y más allá, si fuera posible...

El periodismo de nuestro tiempo enfrenta muchos retos y desafíos y la academia debe entender que la transferencia de conocimiento del ayer y del hoy es tan diferente como lo es el día de la noche...

En esencia, los comunicadores debemos comprender que el mundo digital ha venido a irrumpir violentamente no solo en los medios de comunicación, sino que en la vida misma... Que la disrupción digital está cambiando necesidades, intereses y hábitos de las personas...Que si el mundo pasó a ser una aldea global, las personas dejan de existir si sus nombres no aparecen en las plataformas digitales...

Y eso implica no solo nuevos prototipos en las relaciones humanas, eso conlleva romper paradigmas tradicionales de la comunicación... La invención de nuevos modelos de negocio, la reconversión y re-evolución del ejercicio periodístico... La innovación periodística deja de ser un concepto para convertirse en una necesidad del día a día...

Y si bien ahora los periodistas hemos perdido el monopolio de informar, esta nueva era nos obliga a ser más estudiosos de la conducta humana y a estar al día de los avances de la tecnología... El periodismo seguirá existiendo si y solo si ofrece calidad de contenidos, atiende las nuevas necesidades, valora a la sociedad en su perspectiva integral y transversal, y refleja no solo la frialdad de los hechos, sino los detalles de la naturaleza y la sensibilidad de las relaciones humanas...

Los periodistas debemos entender que ahora estamos obligados a informar y formar desde diferentes plataformas, no hay marcha atrás, si no lo hacemos, la ignorancia nos habrá engullido...

Este cataclismo digital está poniendo en duda y cuestionando todas esas teorías y modelos de comunicación que se construyeron en los últimos cien años, pero en esencia es también una oportunidad para sobrevivir y demostrar que el buen periodismo está por encima de la superficialidad, de la banalidad y del relativismo...

Si bien la disrupción digital es en parte una amenaza, también lo es el entorno social de violencia e impunidad que hemos vivido en el país. Sabemos que se han dado pasos importantes en la lucha contra la inseguridad y se han atenuado los índices de homicidios, pero no menos cierto es que en esta vorágine han caído muchos amigos y comunicadores sociales...

Señoras y señores...!

Por eso con el permiso de ustedes, y abusando que estoy frente a este micrófono, quisiera recordar a dos ciudadanos, a dos hondureños, a dos compatriotas que sirvieron y dieron sus vidas por el país, que soñaron por una Honduras mejor, que donde estuvieron dejaron una huella indeleble, que se ganaron el respeto, la admiración y el cariño de la sociedad...

Quiero aprovechar este espacio para rendir tributo y honrar la memoria del ingeniero Alfredo Landaverde, un compatriota probo, un ciudadano ejemplar, un hombre valiente, una persona con un pensamiento claro y un sentido de amor por el prójimo. Un hombre que cayó por hacer uso de su derecho a la libertad de expresión y por reclamar y exigir fin a la impunidad... y que se inmoló para que nosotros tengamos un mejor país.

Igual, quiero aprovechar este espacio para recordar y honrar la intachable, terca y obsesiva conducta límpida del general Julián Arístides González, quien a lo largo de su vida como profesional demostró su apego a la ley, su incorruptible proceder en la vida pública y su empecinamiento por enfrentar el mal...y que maquiavélicas personas acabaron con su vida, pero que nos dejó a todas las generaciones una herencia de valor, de coraje, de amor al país...

Señoras y señores

Porque a los hondureños de bien no se les debe olvidar nunca... más si ofrendaron sus vidas por el país y por nosotros...

Damas y caballeros, señor Presidente...señor fiscal de la República...

El país, nuestro país, vive momentos especiales en la lucha contra la corrupción e impunidad.

Los hondureños estamos hartos, cansados de tanta impunidad. La sociedad exige y pide a gritos no más impunidad, no más impunidad, no más impunidad.

Hay que quitar esa maldita coraza, hay que quitarle la máscara a esos que por medio de la violencia quieren ponernos de rodillas... O que hacen oscuras alianzas con el crimen y el narcotráfico... Hay que limpiar las instituciones de aquella escoria que como un cáncer busca expandirse y contaminar la sociedad...

La institucionalidad, los medios de comunicación, la sociedad civil, todos nosotros, no debemos escatimar esfuerzos en construir una patria sin impunidad porque la justicia debe caer perpendicularmente para toda aquella conducta delictiva, máxime si forma parte de la estructura del Estado.

Los periodistas, los comunicadores sociales, hemos aportado una enorme cuota de sacrificio y todavía hay una deuda pendiente del Estado.

En la últimos 15 años, el Comisionado de Derechos Humanos registró la muerte violenta de 63 personas ligadas a los medios de comunicación... El 95% de los casos se encuentra en la impunidad, sin justicia para sus familiares.

Las amenazas e intimidaciones contra los periodistas han continuado y eso no ayuda a la democracia... Genera una cultura de miedo en la sociedad...de la que solo salen ganando aquellos que buscan sembrar el terror o que con el pánico y la zozobra pretenden la anarquía...

En cada compañero que ha sido víctima de la violencia, de la persecución, de la intimidación, se personifica la vida de Álvaro Contreras, aquel hombre que no solo fue un genio de las letras, sino que soportó la represión, y que aun así divulgó sus ideas por toda Centroamérica...

Las amenazas e intimidaciones dan pie a la autocensura y cuando eso sucede el país vive de mentiras y en estos momentos Honduras pide, reclama y exige verdades, aunque duelan… Hay que construir una sociedad y un país de transparencia con la verdad y la justicia…

Durante los últimos años hemos visto a una sociedad más empoderada a favor de la transparencia, más protagonista, más exigente, porque el manejo de los recursos del Estado debe ser sagrado, porque cada centavo que ingresa a las arcas le cuesta al pueblo hondureño.

Hay acciones concretas del Estado en hacerle frente a los corruptos y así debe continuar. Pero todos aquellos, de cualquier gobierno, de cualquier estatus, de cualquier posición, todos aquellos, políticos de este lado o del otro lado, deben rendir cuentas de cómo han manejado los recursos de los hondureños.

No es posible que la corrupción se lleve 10 mil millones de lempiras al año y no tengamos de regreso esos recursos, ni mucho menos identificados y presos a estos saqueadores. ¡No es posible!

Cada año con diez mil millones de lempiras se construirían 18,200 nuevas viviendas solidarias a razón de 550 mil lempiras cada una… O se construiría una carretera de 411 kilómetros de dos carriles… O seríamos verdaderamente el granero de Centroamérica…

Con diez mil millones se financiarían 500 mil manzanas para maíz y obtendríamos 50 millones de quintales, de 18 millones que consumimos al año… Con diez mil millones daríamos un servicio eficiente de energía eléctrica y desaparecerían los apagones.

Con diez mil millones de lempiras se podrían crear 106 mil 837 fuentes de empleo con un salario promedio de 7,800 lempiras mensuales… Con diez mil millones de lempiras daríamos merienda escolar a todos los niños y niñas de Honduras, mejoraríamos su calidad y todavía nos sobraría dinero para darles uniformes y útiles escolares...

Los periodistas no podemos ni debemos ser cómplices de los corruptos. La lucha contra la corrupción es la lucha entre el bien y el mal… y los periodistas debemos ser gladiadores de la transparencia, del manejo eficiente de los recursos estatales… debemos ser gladiadores de los débiles, porque cada lempira que se roba un delincuente es una bofetada al rostro de los pobres y una burla a la esperanza de los hondureños.

Señoras y señores

Honduras es un bello país, cuya gente merece mejores oportunidades de vida. Somos 8.5 millones de hondureños… el 66 por ciento vive bajo la línea de la pobreza, es decir, 5.6 millones de compatriotas, y de estos, el 44.6 por ciento en pobreza extrema, es decir, 2.5 millones de compatriotas…

¿No debería ser una vergüenza para todos tener tanto pobre? ¿No debería ser una vergüenza para todos que en el país tengamos a 2.5 millones de rostros que sobreviven casi en la indigencia? ¿No debería ser una vergüenza para todos que todavía, a estas alturas de la humanidad, existan compatriotas que se van a la cama con sus estómagos vacíos?…

Por favor… clase política… empresa privada… sectores organizados del país… ¿Qué estamos haciendo como sociedad? ¿Qué estamos haciendo cómo Estado? ¿Qué estamos haciendo como ciudadanos?... No dejemos a estos compatriotas en el marasmo social… No contribuyamos a enterrar las esperanzas de estos niños, niñas, mujeres, ancianos, jóvenes y hombres… No seamos cómplices de su miseria…de su exclusión social.

Un país de jóvenes… Un país de jóvenes a quienes urge darles oportunidades para que no caigan en las pandillas ni se conviertan en instrumento de la muerte del crimen organizado y del narcotráfico…Necesitamos darles oportunidades para que no abandonen el país y se conviertan en esa gigantesca masa laboral que huye a Estados Unidos… Educación para ellos… oportunidad laboral… entretenimiento… Un Estado que no cuida y no invierte en sus jóvenes es una nación que camina al fracaso…

Necesitamos que el sector privado tenga condiciones fiscales y macroeconómicas equitativas y justas, con reglas claras del Estado para todos…con condiciones adecuadas del mercado para el retorno de la inversión y el derecho a la propiedad privada… pero también los únicos azadones que queremos los necesitamos en el campo y no en la actitud para generar riqueza.

Honduras demanda de una empresa privada que piense en sus ciudadanos no solo como consumidores de productos y servicios, sino como protagonistas para la generación de riqueza, porque lo que debemos compartir y distribuir es la riqueza y no la pobreza....

Señoras y señores

A los hondureños nos cuesta aprender de las lecciones… El Mitch partió al país en 1998… Destruyó su infraestructura y su aparato productivo y dejó una nación en luto... Y el mundo dijo presente y nos unimos como nación y se juntaron voluntades, y donde había un caos vimos una oportunidad y una esperanza… Pero pronto nos olvidamos que nacimos en esta tierra bendita y cada quien se metió en sus propios juegos y en sus propios negocios… Dejamos escapar una opción para enderezar la nación…

Y luego el 2009, con la crisis generada por políticos inescrupulosos, ambiciosos y sedientos de poder…hundimos a Honduras en la peor crisis política de la historia moderna, de la que todavía hoy afloran sus mezquinos intereses.

Pareciera que hay un nido de políticos que buscan en la confrontación su fórmula para ganar, su sesgo ideológico y político para dividir, sus camaleónicos intereses y ambiciones para saciarse de poder; atizan una lucha social no para entender y atender las demandas de un país empobrecido, sino porque esconden la máscara del oportunismo y de modelos fracasados.

Muchos de estos políticos pareciera que llevan el ADN de la intolerancia, que les estorba la institucionalidad o les incomodan los valores de la democracia… Honduras se merece un mejor destino y toca a nosotros, a todos nosotros, actuar desde nuestras trincheras, desde nuestros roles para construir una Patria digna para nuestros hijos, con seguridad, con oportunidades...

Compañeros…amigos…

Hay mucha gente a la que se debe agradecer... A mis maestros de la Escuela General Francisco Morazán de San Lorenzo, Valle; a mis maestros del colegio, a los que sembraron la semilla de la didáctica en la Normal Mixta... A mis docentes de la Escuela de Periodismo que nos inyectaron el amor por el buen periodismo, en particular a los licenciados Juan Ramón Durán, Jorge Reynaldo Amador, Vilma Gloria Rosales, Ramiro Sierra, Roselina Raudales y Armando Cerrato, entre otros. A mis compañeros y hermanos de la Escuela de Periodismo...a esa generación brillante y talentosa...A 'Los menudos', que ya no somos tan 'menudos'...

Agradezco muy en particular a los jefes que he tenido… A la licenciada Vilma Gloria Rosales, formadora de muchas generaciones de periodistas en el desaparecido diario Tiempo, por darme la oportunidad y enseñarme las normas que han regido mi vida de periodista... 'El peor error de un periodista es creer que está en el poder'... 'No sea conformista, siempre busque hacer algo diferente'... Licenciada, gracias por enseñarme que el periodista debe tener siempre los pies sobre la tierra.

Agradezco a Renato Álvarez...porque compartir con Renato es una enseñanza de vida...Es aprender a amar más a Honduras... es ser inflexible con los corruptos y con los delincuentes. Gracias Renato por tus lecciones.

A Thelma Mejía...por su obsesiva terquedad por llegar al fondo de las cosas...porque con su tenacidad hace una perfecta combinación de la sociología y la filosofía con el periodismo... Gracias Thelma…

A la licenciada María Antonia Martínez de Fuentes porque además de sus valores, siempre nos inculcó la búsqueda de la calidad y la innovación periodística. Gracias por mostrarnos que debemos ser altamente competitivos. Gracias licenciada por enseñarnos que siempre es necesario exigirse a uno mismo.

A don Francisco Morales Cálix, que en paz descanse, porque no entendí en aquel momento de 1998 cuando me llamó varias veces a su oficina para hablar de cosas que yo creí banales… Don Francisco, no sé si en sus planes estaba que yo ocupara su puesto cuando me dijo: Quiero que usted sea parte de la familia de EL HERALDO… Gracias por darme la oportunidad…

A la familia Canahuati Larach, en particular a Don Jorge, presidente de Grupo OPSA, por confiar siempre en mí… Por creer en las nuevas generaciones… Por tener esa visión y esa mirada de que los medios de comunicación están al servicio de Honduras… Porque orienta…Porque guía…Porque siempre tiene presente que Honduras debe ser un país para todos… Porque cree, estimula y provoca la práctica de un periodismo responsable… Y el ejercicio de la libertad de expresión que trascienda para beneficio de nuestra Honduras…

En especial, mi agradecimiento para todo el equipo de EL HERALDO... a todos...periodistas, periodistas gráficos, productores multimedia, editores, diseñadores, infografistas, caricaturistas, correctores de estilo, personal administrativo y de transporte... al equipo de investigación, sí, al equipo de investigación. Gracias por el esfuerzo, por la energía y el entusiasmo con que día a día enfrentan los retos por satisfacer a nuestros lectores y a nuestras audiencias.

Gracias Redacción de EL HERALDO por asumir riesgos... Por aventurarse a construir un periodismo trascendente... Por ser solidarios...Por ser humanos...Por defender la Patria... Por denunciar... Por poner siempre a Honduras primero y hacer un periodismo de credibilidad...

Son un equipo maravilloso, de jóvenes brillantes y talentosos... Trabajar con ustedes es un orgullo... Trabajar con ustedes es motivador... Trabajar con ustedes es tan fácil que le doy razón a mi sobrina cuando se dio cuenta que inexplicablemente el CPH había decidido darme este honor: -Tío, ¿por qué te dan un premio si solo pasas sentado en la oficina?

A mi familia... A mis dos hijos...Porque son mi inspiración divina...porque ellos dos -Danny y Carlos- hacen que mi vida tenga sentido..

Señoras y señores,

Los periodistas somos periodistas, no podemos ni debemos ser mercaderes de la información, ni serviles del poder... Ni esclavos del sectarismo... Ni voceros del odio... Ni aduladores de políticos inescrupulosos y oportunistas... Ni sumisos de la cobardía... Ni cautivos del dinero... Ni promotores de la destrucción… Los periodistas somos y debemos ser fieles a la verdad y a la credibilidad, adictos a la calidad, caballerosos con el honor, sensibles al dolor y solidarios con el prójimo.

¡Dios bendiga a nuestros hijos...!